¿Se puede ir a ver bandas que odias? Mejor dicho, ¿te puede gustar mucho una banda y odiarla a la vez? La respuesta es sí.
Ya hablé anteriormente de lo hermoso que es odiar. Por lo general odio sin ningún sentido, una especie de respuesta visceral que sale de mi cuerpo sin ninguna razón aparente. No lo cuento orgullosa, es horrible, pero me pasa. Tengo una lista ENORME de odios. Odio mucho. Odio todo el tiempo. También amo un montón de cosas, pero siento que me identifican mucho más las que detesto con el alma.
Pixies es una de las bandas más importantes de mi vida pero si veo a Black Francis por la calle me cruzo de vereda. Escuchar Viva Elástico me hace llorar de la emoción pero el cantante me da bastante cringe. Brian Jonestown Massacre me vuelve loca pero no podemos negar que Anton Newcombe es un pelotudo.
Amo Smashing Pumpkins pero ODIO con todas mis fuerzas a Billy Corgan. Entonces, cuando esta semana se confirmó que venían a Argentina, mi cerebro hater se empezó a llenar de contradicciones.
¿Por qué odio a Billy Corgan? No tengo una razón puntual verdaderamente, solo eso de que es pelado y que habló y trató muy mal a sus compañeros de banda y que se la pasa diciendo pelotudeces, como la vez que bardeó a Pavement (según dicen obligó a bajarlos de un Lollapalooza) o Soundgarden o cuando acusa a otras bandas por copiarlo (¡¡como si en la música no estuviera todo inventado y vos no te hubieras robado al ingeniero de sonido de Loveless, Corgan!!) Por suerte existen los gordos de reddit y encontré esta publicación que me encantó.
Básicamente Corgan es un egocéntrico, narcisista y medio psicópata pero es la cabeza atrás de las canciones más importantes de mi vida. Su música me amigó con la música. Tengo amigos increíbles a los que quiero mucho y con los que nos une ese amor por las letras de este pelado forro.
Los Pumpkins (o lo que queda de ellos) vinieron varias veces a Argentina. Nunca me arrepentí de no haber ido porque todo el tiempo pensaba que no eran los Pumpkins, sino solo el forro de Corgan con una formación que le chupa las medias. Pero esta vez es distinta, entonces no paro de pensar si pesa más el odio a él o el amor absoluto que le tengo a sus canciones.
Entonces, de vuelta, ¿te pueden gustar bandas que odiás?
Hay una banda, que por razones legales no puedo nombrar (?), que es una de las bandas fundacionales de mi juventud. Es una banda que me gusta, que tiene canciones hermosas, que me acompañaron durante mucho mucho tiempo, que seguro está en la BSO de mi vida. Es una banda que amo PERO de la que odio (casi) todo.
Como soy consecuente con mis odios, puedo asumir que en general odio a los frontmans de las bandas; esa cosa medio egocéntrica arengadora me fastidia mucho, no me pasa con todos pero es una constante. Me molesta que me pregunten ochenta veces si la estoy pasando bien, me molesta que no sepan qué hacer con su cuerpo, que tomen actitudes que hicieron artistas hace mil años para hacerse los cools. Me molesta que interactúen demasiado con el público. ODIO cuando se tiran del escenario. ODIO cuando se cambian de ropa entre tema y tema. Odio cuando hablan mucho y cuentan anécdotas que a nadie le interesan.
En el caso de la banda que contaba al principio, me molesta mucho su frontman, que tiene una cosa medio puaner insoportable. Que hace letras que en su momento me parecían extrañas y lindas y ahora siento que son copia de literatura trillada. Redescubriendo la banda, me di cuenta que impostan una cosa medio a lo Cortázar. Esa cosa de rimar porque si. Odio mucho que en sus letras siempre hablen del espacio, de los planetas y que la idea termine apareciendo en 10 canciones seguidas, se vuelve insoportable. Hace 12 años los vi en Club V y gran parte del recital se dedicaron a pelearse arriba del escenario. Eso fue divertido pero me hizo odiarlos mucho más.
¿Qué hizo entonces esta pequeña odiadora? Los fue a ver en vivo este año cuando se reunieron después de haber estado separados por un tiempo (tiempo en el que el frontman se dedicó a tirar hate y a flashear). ¿Por qué fui a verlos? Porque ante todo, aunque el odio sea un sentimiento visceral, me gusta tener argumentos para odiar lo que odio. Y particularmente me gusta tener razón.
Lamento decir que me cerraron bastante la boca con el show en general, aunque sí le preguntaban al público todo el tiempo como estaban, y tardaban BOCHA entre tema y tema (una tesis aparte sobre esto, por favor), el frontman no hizo ninguna de las diez cosas citadas anteriormente que me sacan de quicio. Si se dedicaron a tocar un montón de temas nuevos que tenían (de los que no estaba ni enterada) que no sé bien si fueron cinco o fueron quince porque realmente (y odio darle la razón a los haters de la banda) sonaban todos iguales. Punto para esta odiadora.
Ese recital me quedé hasta el final porque, además de odiar, me gusta mucho sufrir.
Con amor, P.S.
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