Anoche la batalla de los DJs se puso áspera. Estuvimos como hasta las 3 de la mañana con música balcánica a pleno. La IPA Andemia pega para arriba y temrinamos bailando en el patio interno del depto. Las trompetas de Bobban Markovic tapaban perfectamente la estruendosa música de al lado. TodavÃa tengo resaca y siento cómo si tuviese birra adentro de una oreja.
En Tinder siguen apareciendo nuevos encuentros pero nada que valga la pena. Me pareció ver a la novia del dealer en uno de los perfiles. No estoy seguro, pero me la jugué y le mandé un Super Like a ver qué onda. Por el momento no pasó nada, pero me voy a dar un dÃa más de chances.
El encierro ya nos está jugando en contra. Mi amigo y la novia ya discuten por todo y yo no paro de hacer cagadas. Ya rompà una plomada que era para controlar el alcohol en la birra y el único cenicero de la casa. Olvidate que pueda comprar otro hasta que se termine la cuarentena.
La batalla musical está llegando a un extremo de tortura psicológica. La contaminación auditiva ya es notoria y nos jode hasta escuchar nuestra propia música. Pero la guerra, es la guerra.