Pommez Internacional: «La música pop argentina está muy Club del Clan»

mayo 27, 2019

Pommez Internacional es una de nuestras bandas argentina favoritas desde hace tiempo, porque son capaces de romper con todos los límites que imponen los géneros y aún así seguir conservando su esencia. Su último disco, Canto Serpiente (2016), fue como un diario de viaje en el que se conservan historias con una fauna silvestre, sonidos étnicos y maquinosos y una lírica que nos introduce a una diversidad cultural tan amplia como profunda. Un verdadero océano sonoro.

Pero después de todo viaje siempre se vuelve al hogar, a las raíces. Allí uno se encuentra con que algunas cosas nunca cambian, que algunos paisajes se mantienen, otros – sujetos a la modernidad – son arrasados para convertirse en patios comerciales o agónicos baldíos. Luego están las caras conocidas del barrio, el agreste paisaje de veredas rotas, huellas de pisadas que dan vueltas en circulo o el olor a fracaso de la madrugada. Una especie de síndrome de Estocolmo en el que uno se enamora de sus captores y de su encierro.

Aunque, a veces, las cosas también cambian para peor. El incesante devenir del tiempo empuja a las sociedades a nuevas vicisitudes económicas, culturales, tecnológicas, gubernamentales, etc. Y como suele suceder, estos cambios son espontáneos, abruptos, y nos quedamos contemplando el cuadro derruido como testigos de una escena que nos convierte en viejos desconocidos. No hace falta mirar mucho para ver que las cosas en Argentina se han puesto tensas, sujetas a una economía tambaleante y a un virus de la violencia que se propaga entre corazones que piden sangre. Se necesitan culpables antes de asumir el fracaso.

«Están vendiendo postales del ahorcamiento«, cantaba Dylan hace algunas décadas, y es lo que hoy nos canta Pommez con su más reciente track, ‘Asalto en el Chino’. Un anticipo de lo que será un disco sanguinario, crudo, trágico e irónico. Un retrato de la Buenos Aires actual.

juan ibarlucía pommez Internacional

Juan Ibarlucía – Pommez Internacional / FOTO: Martín G.

Tenía entendido que el título del disco iba a ser Riachuelo XXI

Sí. Durante el proceso tuvo ese nombre, pero después nos pareció que era más un nombre de fundación de arte contemporáneo que de un disco de música pop. Aunque en algún modo son nombres amigos.

Después se pudrió todo.

En realidad el concepto de riachuelo era hasta más pesado. Pero Infierno Porteño nos parecía que es algo que está en la lengua popular, no es algo rebuscado. Como decir «el centro es un infierno», «hace mucho calor, parece un infierno». Además que es un tópico en general del arte en general y en el arte argentino.

Infierno Porteño me suena a ‘Invierno Porteño’ de Piazzolla e inclusive ‘Asalto en el Chino’ tiene su clásico ritmo 3/3/2. ¿Viene de ahí la influencia?

La relación con Infierno Porteño, nobleza obliga, la Orquesta Fernández Fierro tiene un tema que se llama así. La realidad es que no fue por Astor, si bien nos encanta, también nos gustan ellos. Para no hablar sólo del tango antiguo; y nosotros sentimos que este es un disco de tango. Es tanguero en el gesto, aunque no suena a tango.

La policía del tango no te dejaría pasar la frontera.

Estamos más allá de esa discusión. Si nos agarra algún tanguero – que todavía no pasó – creo que si le decís que es un disco de tango no es una discusión absurda, porque claramente no es un disco de tango, pero si tomás la poesía de Discépolo, de Catulo Castillo, del tango del ’20 o del ’30, que es algo que estaba buscando representar: el aguafuerte porteña, las secuencias urbanas. Infierno Porteño es eso: la secuencia de vivir en Buenos Aires en medio de una crisis psíquica y cultural que deviene en crisis económica.

¿Cómo haces para pararte en algún lugar y contar esa historia? ¿Hay alguna canción que los sitúe a ustedes o a vos en este contexto?

Este disco está anunciado desde un lugar político, conceptual o poético. Pero es una postura que tiene que ver con el lenguaje artístico, y en ese sentido gran parte está escrita en tercera persona, como quien está mirando algo. Pero desde esa perceptiva yo sé que nosotros estamos adentro y que somos parte de ese Infierno Porteño. Por eso es que nosotros estamos bailando en el supermercado chino, porque es algo muy real en la vida de todos nosotros. No es que hay una canción que sea Juan adentro de Infierno Porteño, pero sí hay algunas canciones cantadas en primera persona. Pero el narrador toma discursos prestados de otros.

Como «un diablo morocho y planero»…

Claro. Que son expresiones que lógicamente tenían muy nervioso a nuestro sello por ver cómo se recibía eso. Y me parece que pudimos resolver un artefacto artístico donde queda en claro desde qué lugar está dicho eso. Hasta acá no pasó, pero puede pasar que algún fascista diga «sí, man. Ésta es mi canción». Una técnica medio como William Burroughs, donde corto esto que suena en la calle todos los días y lo meto en una canción, que cuando la escuchas te pasan cosas. Y en un momento donde la música pop argentina está muy Club del Clan, creo que nos pone en un lugar distinto.

¿Es la escena más picante del disco o se pone más crudo?

Hay momentos más picantes. Hay de hecho una canción que es un catálogo de ofensas. Es una fantasía donde hay una apocalipsis en Buenos Aires, y en ese marco lo que pasa ese día, donde lo más liviano es decir frases racistas. Hay cosas muy ofensivas pero hay un cierto humor que nos da una cintura.

¿Por qué «Tatuaje de Boca»?

(Risas)… Es que todo el tema juega con el lugar común. Como una orquestación de prejuicios y de lo peor de la sociedad argentina. Y en ese esquema Boca es el club del pueblo. Al que se le canta que son todos bolivianos, que son negros de mierda. Este tipo de uso que se le hace a Boca – que paradójicamente es un club de zona sur y a la vez es el equipo de Macri.

Racialmente es el único al que se le adjudica que su hinchada está integrada por personas de los países limítrofes. 

Claro. Yo soy hincha de Velez que está en el Oeste y tiene muchos hinchas que al día de hoy ya no son paraguayos, porque son nietos de inmigrantes, pero si yo te digo tatuaje de Velez no queda tan claro. En cambio si te digo «tatuaje de Boca» tu cabeza se va al lugar común; y el tema está compuesto a partir de esto. Los personajes son la peor versión de sí mismos.

¿Dónde se filmó el video?

Se filmó en un supermercado chino del barrio de Saavedra. Lo produjo Ángel del Ré, que es nuestro manager, y lo más divertido fue que filmamos, en un momento, con el supermercado abierto. Entonces, había que hacer un ejercicio muy zen de estar actuando mientras pasaba una señora que te miraba y vos tenías que hacer cómo si la señora fuera un extra del video. Y también en un momento durante la coreografía había gente alrededor mirándonos y uno dijo «ese es parecido a Batman».

Están filmando la nueva de Batman…

Juan Carlos Batman (risas).

¿Ustedes también pensaron la idea del video?

La desarrollamos con Constanza Gatti, yo le pasé unos humildes story-boards con la idea de Music Hall en el supermercado chino, y ella desarrolló el guión en base a eso. Fue bastante colaborativo. La coreografía la realizó Julia Gómez con quién yo había trabajado anteriormente en una obra de ella.

¿Y qué onda las precus que aparecen ahí?

Son unos instrumentos que están usados en el disco. Todas las percusiones que están ‘Asalto en Chino’ fueron hechas con golpes a heladeras, a maderas, que están sampleados y puestos como cajas de ritmos armadas. La idea era llevar el subdesarrollo económico a la materia misma de la cuestión sonora. Y Cruz que fue el que insistió mucho con esto, desarrolló estos instrumentos hechos con tubos de papas Dia% y con sensores MIDI. Estamos haciendo una serie de desarrollos tecnológicos vinculados a esa idea y eso deriva en un EP que vamos a sacar para el año que viene, seguramente, que queremos que sea música precarizada, que son como los ensayos experimentales de Infierno Porteño.

¿Ya está pensado el próximo video?

Sí, de una que se llama ‘Anti-Canción’, que es la que abre el disco y tiene la referencia directa al Infierno Porteño. Va a estar dirigido por Constanza Gatti.

¿Y el disco?

Yo creo que entre septiembre y octubre. No creo que antes. Porque la idea es que estemos todos en el infierno para cuando salga el disco.

En el momento del ballotage…

Sí. De hecho vamos a hacer algunas acciones vinculadas al año electoral que ya van a ver. Van a estar buenas.

 

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