Nacho de la Riega: «Tenemos la mejor escena under que hemos tenido»

abril 16, 2019

Ignacio de la Riega es uno de los flamantes productores argentinos que integra el jurado de los premios Gardel 2019. Esto llega como consecuencia de largos años de trayectoria trabajando en las sombras con artistas de la talla de David Lebon, Loli Molina, Kevin Johansen, Gustavo Santaolalla, entre otros. En sus comienzos también trabajó con Gustavo Cerati, Diego Torres y Soledad. Hay quienes lo llaman «el hombre de los mil discos», porque ese es el número aproximado de producciones de que De La Riega tiene en su haber. Actualmente, podemos reconocerlo fácilmente como un de los creadores del sonido de la nueva camada de solistas argentinos, tanto por su labor junto a Loli Molina, como el excelente trabajo que resultó del proyecto Open Folk, desde donde se catapultó la carrera de Estela Stier (telonera de la última visita de Herbie Hancock). También trabajó junto al dúo Vecina y un largo etcétera que abarca todos los estilos, del jazz al pop, sin perder su toque.

Por esta y muchas otras razones, no quisimos desaprovechar la oportunidad de conversar con él sobre su notable presente y esta nueva experiencia al frente del galardón a la música argentina de mayor trascendencia. Esto fue lo que nos contó:

¿Sos de los productores que prefiere traducir y acompañar el proceso creativo del artista, funcionando como un elemento más o un facilitador para su composición, o te gusta involucrarte más como una voz que sugiere y propone arreglos para las canciones?

No soy el mismo productor para todos los artistas. Cada artista necesita cosas distintas y cada artista necesita cosas distintas a lo largo de la vida. Si no está roto, intento no arreglarlo. A veces me toca acompañar, aconsejar y guiar para lograr un concepto y llevarlo a cabo con éxito. A veces es más estructural y se trabaja en profundidad sobre arreglos, composición y demás aspectos de la canción. Cada artista y cada disco es un mundo aparte.

A veces la producción musical incorpora nuevos elementos o innovaciones tecnológicas que suponen una novedad en sí. Ya sea como el primer disco que se grabó en stereo o un nuevo software que irrumpe en la escena. Pero lograr destacarse en una producción en géneros clásicos como la canción tradicional o el jazz, presenta un desafío más complejo, ya que justamente hay una cantidad infinita de artistas que la realizan. ¿Qué es lo primero que hay que capitalizar en un artista solista que se dedica al «género canción»? 

Lógicamente hay modas. Las entiendo, las respeto, y muchas veces las aplico. Pero mis discos en su gran mayoría son atemporales. Me gustan los discos atemporales, siento que comunican mejor. Y lo que mas disfruto hacer es crear un universo, una amalgama, un mundo sonoro que acompañe al artista y le quede bien a ese disco.

Si tuvieras que destacar a grandes rasgos cuáles son los factores en los que te centras o te centrarás a la hora elegir entre un disco y otro. ¿La revisión es netamente musical o se analizan también otros elementos de la producción estética, ya sea arte de tapa, concepto de la obra, etc? 

Para elegir un disco lo más importante es que me sienta identificado con la música y tenga la convicción que puedo llevarla a un lugar mas elevado. Luego, TAN importante como la música es el factor humano. Es crucial para mí entenderme de manera absoluta para laburar y para que todo fluya. Me gusta armar mis equipos de trabajo donde se labura y se la pasa bien al mismo tiempo. Estoy orgulloso del equipo que me acompaña hoy y siento que no es una casualidad que estemos haciendo tantos discos juntos. Se dan las dos cosas: lo humano y la música. Y es espectacular.

Dos fenómenos recientes, como el proyecto de Vecina en Canciones y también Open Folk, desembocaron en tu estudio y eso catapultó aún más el suceso que ya venían siendo. De alguna manera, acompañado a estos proyectos hubo un reverdecer del folk porteño, al punto que Estela Stier fue elegida para telonear a Herbie Hancock. Algo llamativo porque el formato acústico estaba quedando desfasado, con pocos referentes. Y ahora parecen haber surgido varios proyectos acústicos y muchos pasaron por tu estudio. ¿Por qué crees que es formato tradicional de la canción popular sigue vigente? 

Creo que está más vigente que nunca. Me parece que tenemos la mejor escena under que hemos tenido. Comparable con las de las principales ciudades del mundo como Londres o Nueva York. Quizás nos falta estructura y financiamiento. Pero el talento y el tamaño de la movida es muy semejante. Creo son proyectos que se acercaron a mi en el momento preciso. Soy un creyente de ese timing. Tanto Loli Molina, Vecina Canciones, Carolina de la Muela, como mi aliado Fede Petro, Titi Stier, Agustin Donati (ganador de la última Bienal), Mauro Meloni y Nichi son parte de eso. De ese querer hacer. Open Folk es proyecto heroico al cual tengo el placer y privilegio de apoyar desde el día uno. Todos cuentan con nuestro apoyo y todos están haciendo su camino logrando grandes cosas.

¿Qué nos podés distinguir del trabajo que hiciste con Loli Molina, Vecina y con Estela Stier? Todos discos quizás con una misma esencia, pero con resultados muy distintos. ¿Cómo fueron los procesos de grabación de esos materiales?

Sí, en principio los resultados son muy diversos porque son productores distintos. El de Estela Stier está producido por Fede Petro, con quien hicimos más de 10 discos y tenemos un equipo muy consolidado. Fede se acercó con ideas muy claras, arreglos increíbles, yo me ocupe de la identidad sonora y el talento impresionante de Estela hizo el resto. Con Vecina yo ya había trabajado en discos anteriores, y me pidieron que sea su productor para lograr una sonoridad inexplorada por ellas anteriormente. Hicimos Formas de Bucear (2018) con elementos distintos y el resultado fue hermoso. Rubi (2015) de Loli Molina fue muy distinto. Lo produjimos juntos. Fue el primer disco que Loli hacia fuera de Sony y eso nos daba una libertad total. La posibilidad de desmarcarnos de esa cantante más pop que se pretendía de ella. Pudimos permitirnos hacer un disco muy maduro y cálido… un disco que era el tercero, pero parecía el primero. Por suerte el disco tuvo mucha repercusión, le abrió las puertas de otros mercados y una nominación al Gardel.

¿Actualmente cuál o cuáles son los programas que utilizas regularmente a la hora de trabajar con bandas en el estudio? 

Hace 22 años que uso la misma: Pro Tools. Ocasionalmente Ableton Live, pero 99% del tiempo uso Pro Tools. Y mi forma de trabajo es híbrida. 50% dentro del pro tools y 50 % con hardware. Encuentro en esa combinación un gran balance entre flexibilidad y calidad de audio.

¿Hay algún género que no grabarías, quizás no por desprestigiar un estilo musical, sino por el hecho de sentir que no conoces a fondo el lenguaje y los patterns de esa música?

La música es una sola. Amo a la música toda. No soy muy purista en ese sentido. El mismo año que hago una orquesta de cumbia (Sonora Marta la Reina) hago un disco de cantautor (Loli Molina), un disco de jazz (como Sergio Wagner o Damien Poots) o un disco de electrónica más pop, como el de No Lo Soporto. Esa es una de las partes más divertidas de mi trabajo. No tengo todas las semanas lo mismo. Quizás por una cuestión de sensibilidad, me cuesta más entrar en el rock pesado, pero no porque no me guste, sino porque sucede menos.

¿Y qué género te gustaría producir que aún no has tenido la oportunidad?

Honestamente no fantaseo con géneros, fantaseo artistas nuevos que me propongan, me entusiasmen y tengan ganas de emocionar a otros. Tengo la suerte que me sucede a diario. Soy un afortunado. También tengo la suerte de acompañar a varios artistas a lo largo de sus carreras. Con la mayoría hicimos discos debut con poco presupuesto y sin una expectativa clara de que iba a suceder, y luego me toca retomarlos más maduros y consagrados. Me da mucha felicidad jugar mi rol en ese camino.

Actualmente, se acostumbra mandar a masterizar los discos fuera de Argentina. ¿Creés que es realmente necesario? ¿Hay una diferencia notoria entre masterizarlo en el exterior con las maquinarias propias de cada estudio o de alguna manera se puede obtener un resultado similar en Argentina?

Yo no creo que las diferencias estén en las maquinas. Las diferencias no son técnicas ni de aptitud en los ingenieros. Acá tenemos GRANDES ingenieros trabajando y con muy buen equipamiento. Las diferencias son estructurales con respecto a la industria. Un ingeniero puede dedicarle el triple de tiempo a cada disco porque tiene mas presupuesto, y eso acá es muy difícil que pase. La diferencia es estructural y coyuntural.