Londres, 1979. Luego de meses de gira por Estados Unidos presentando Give «˜Em Enough Rope (1978), la banda vuelve a la ciudad que los vio nacer para encontrarse con un Reino Unido gobernado por la nefastamente famosa Margaret Thatcher. En un contexto de fuerte tensión racial, flexibilización laboral y ataques a sindicatos y minorÃas, los Clash se internaron rápidamente en el estudio para grabar el mejor álbum de su carrera, London Calling. Las letras hacen referencia directa a las problemáticas que atravesaba el paÃs y tocan temas como la amenaza de una inminente crisis nuclear, la situación económica o los conflictos de los jóvenes de la comunidad jamaiquina. A diferencia de otros grupos que apostaban a lÃricas y expresiones más violentas y vicerales, The Clash incluye referencias históricas muy precisas en sus temas (como en Spanish Bombs, donde habla de la Guerra Civil Española). AsÃ, el grupo logra convertirse en una de las voces más representativas de una contracultura que resistÃa la avanzada de la cultura oficial.
London Calling tiene una caracterÃstica llamativa: es un disco que ranquea entre los primeros puestos en cualquier ranking de mejores discos punk, pero entre las canciones que integran el LP se abordan muchos otros géneros, como el reggae, el ska y el rockabilly. Sin embargo, nadie se atreverÃa a decir que esas canciones no son punk, y es que The Clash es la banda que mejor encarna aquello que se suele decir del punk: más que de un género, estamos hablando de un estilo. Eso explica que muchos géneros puedan interpretarse con actitud indudablemente punk. The Clash nunca se conformó con los tres tonos en quintas distorsionados, su búsqueda siempre fue mucho más diversa que la de cualquier otra banda del movimiento.
A un océano de distancia, en Buenos Aires, el gobierno de facto de Jorge Rafael Videla desaparecÃa 30.000 personas, censuraba periodistas y privatizaba empresas estatales en manos amigas. En este contexto, la voz de la resistencia tomó formas más sutiles en artistas como Charly GarcÃa o León Gieco. Hubo que esperar hasta 1983 ver nacer el disco debut de Los Violadores, la primera gran banda de punk argentino. El putrefacto cauce del Támesis que hundÃa Londres en 1979 terminó ahogando Buenos Aires a mediados de los ochentas con el surgimiento de bandas como los Fabulosos Cadillacs, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y, sobre todo, Sumo. Si jugamos a realizar comparaciones insensatas e innecesarias, podemos decir que no hay banda argentina que encarne mejor que Sumo el estilo que los Clash engendraron en el Reino Unido. Esto se advierte desde la diversidad de géneros y estilos que aborda el grupo liderado por Luca Prodan hasta en las letras bilingües, algo que en ambos paÃses pocas bandas intentaron con éxito. El tano aterrizó en Argentina escapando de una adicción a la heroÃna que fue solo una de las marcas que le dejaron sus años en el corazón del punk inglés. Y los discos que grabó con Sumo son solo parte del legado del cantante, que se extendió mas allá de su muerte influenciando fuertemente grupos como Divididos, Las Pelotas, Massacre o, incluso, Soda Stereo.