Indie para principiantes

enero 30, 2018

Estamos en un momento donde el Indie es el último bastión de resistencia del rock «“ mal que a los clasicistas les pese «“ y, sin embargo, aún hay generaciones que no terminan de comprender su esencia y «“ a su vez «“ otros más jóvenes empiezan a introducirse en el sonido del nuevo milenio.

Los puristas no pueden comprender su origen ni su quintaesencia y tampoco toleran la ausencia de virtuosismo (tal cual lo concebían en los años 70s). Por eso voy a aventurarme en esta explicación, que será el primer paso en describir este movimiento musical. Lo primero que debemos reconocer son sus raíces, y para localizarlas es primordial posar la vista en los albores del punk y los géneros que desde allí partieron como el shoegaze, el post punk, la new wave, el krautrock y la cultura rave.

Sería imposible pensar en tantas vertientes musicales canalizadas en un género sin pensar en Internet. Con este nuevo invento puesto al servicio de los melómanos, pronto comenzaron a resurgir de las cenizas bandas injustamente maltratadas en sus tiempos: Galaxie 500, Sonic Youth, The Fall, Yo La Tengo, Daniel Johnston, Modern Lovers o (ya en los 90’s) Pavement, Neutral Milk Hotel, entre muchos otros.

Lo cierto es que cada adolescente (ahora denominado Millennial) tuvo su propio camino, y mientras buceaba en bandas olvidadas del pasado, reconoció a sus descendientes en los desconocidos del presente. The Strokes marcó un antes y un después para la escena al capitalizar la esencia de aquellas bandas, que buscaban una vuelta de rosca en el rock clásico y sus raíces bluseras.

Por ejemplo, Albert Hammond Jr toma de Guided By Voices el nombre de su primer álbum solista. GBV es una de las tantas bandas que lucharon con sus sonido Lo-Fi y pasaron sin pena ni gloria, pero que  resucitaron gracias a los melómanos del nuevo siglo. Y así podría nombrar miles. Pero no todo terminó ahí, porque a su vez el Indie siguió buscando horizontes y encontró en la psicodelia y en el folk, dos nuevos campos de experimentación.

Fue así que a mediados de la primera década de los 2000, tuvimos el auge del neo-folk (con bandas como The Arcade Fire, Fleet Foxes, The Mountain Goats, Band of Horses) y la neo-psicodelia (con Animal Collective, MGMT, Tame Impala, Neon Indian, etc). De varias estas últimas tenemos que decir que Dave Fridmann (de Mercury Rev – otra banda padre) fue un benefactor importante en cuanto a su sonido.

Finalmente, lo que quedaba por explorar era el costado raver y eso llegó con las nuevas herramientas que facilitó la computadora a la hora de componer y el clima festivo de una generación que empezaba a ganar su propia batalla cultural contra el sistema. Todo un mundo nuevo se levantó ante los ojos anonadados de los viciados medios de difusión. Y el advenimiento de la indietrónica fue imposible de detener. LCD Soundsystem, Metronomy, Hot Chip, Phoenix, Foster The People son sólo algunos de los que podríamos reconocer como herederos al trono de Happy Mondays, Primal Scream o el Damon Albarn más fiestero.

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La conclusión final, a la que podría arriesgarme llegar es que el Indie desconoció las raíces bluseras del rock tradicional (más allá de que también tiene algunos exponente vintage como Jack White, Alabama Shakes o Beck) y comenzó a trazar una nueva senda con raíces blancas (mayoritariamente británicas, aunque siempre con aportes estadounidenses «“ desde luego). Pero con un dato no menor, que ya se habían doctorado en las reliquias del rock clásico, antes de iniciar esta nueva aventura.

Un pibe o piba indie es una hija indiscutible del rock, por ser cultores del género, por sus lecturas y sus inquietudes cinematográficas, por su inconformismo y su espíritu revolucionario de patear la tradición rockera y confabular su propio universo a la medida de sus gustos. Y estamos hablando de conciencias mucho más expandidas que la de sus antecesores. Por eso cuando decimos Indie, no podemos hablar de un género musical, estamos hablando de un movimiento artístico inevitablemente Millennial.