El movimiento Clubber no siempre se trató de buscar recomendaciones en Internet, llamar por teléfono a un dealer, que éste pase en una hora y que esa misma noche tu te vueles la peluca escuchando a tu DJ predilecto. Muy lejos de esta realidad está el comienzo de esta práctica tan común en en la industria del entretenimiento de nuestros dÃas. Por eso te vamos a recomendar algunas pelÃculas que te cuentan la verdad, para que sepas mejor de dónde venimos.
La historia empezó en la Alemania Nazi donde estaba prohibido escuchar Swing por considerarla una música imperialista (por ser de Estados Unidos) y por ser interpretada mayormente por negros y judÃos (Louis Armstrong, Benny Goodman, Bix Beiderbecke o Duke Ellington). Como imaginarán, la menor falta a los caprichos del Reich se pagaba con la muerte; sin embargo eso no detuvo a los Swing Kids, quienes eran amantes de esta música y se animaron a desafiar a las tropas Nazis, organizando fiesta clandestinas para bailar. Y esta moda, también, se extendió a Francia durante su ocupación y allà estos intrépidos bailarines recibieron el nombre de Zazous.
Cuenta la leyenda, que en ésta Paris invadida surgió el término Discotheque, que a su vez nació la cultura de clubes subterráneos y la figura del DJ cobró notable relevancia. Parte de esta historia la podes ver en la pelÃcula Swing Kids, de Thomas Carter y protagonizada por Robert Sean Leonard y Christian Bale.
Posteriormente, las discotecas iban a cruzar el Atlántico para llegar a Nueva York, donde desembarcarÃan con un nuevo género musical que empezaba a consumirse en los barrios más humildes de la ciudad. Nuevamente, el escenario iba a ser agreste porque la ciudad estaba en quiebra, los blancos abandonaban la ciudad, incendiando sus casas tras de sÃ, para evitar que las nuevas oleadas de latinos y afroamericanos que llegaban se instalen en sus propiedades.
Fue asà que se generó el ambiente próspero para que se cultive la cultura de la Música Disco. Iglesias abandonadas, fábricas en desuso y casas deshabitadas se convirtieron en los nuevos clubes de la clase trabajadora. Y toda esta historia está muy bien ficcionada en la nueva serie de Netflix, The Get Down. También está la visión blanca de esta historia protagonizada por John Travolta en Fiebre de Sábado por la Noche.
Mientras tanto, en Europa la Cultura Rave y el Rock siguieron su propio camino contra la adversidad económica de las ciudades industriales que empezaban a ver como su sueño de prosperidad se desmoronaba junto con sus fábricas. El movimiento de Manchester de estos años quedó perfectamente parodiado en el film 24 Hours Party People donde, entre otras cosas, nos introducen en la vida de Tony Wilson, su sello discográfico Factory Records y su legendario club The Hacienda.
Por último, la historia de las discotecas volverá a su tierra prometida, BerlÃn, donde luego de la caÃda del Muro, surgieron en los edificios abandonados de la ciudad. En aquellos barrios donde hasta hacÃa poco tiempo sólo los más valiente se animaban a transitar, empezó a reverdecer la primavera libertaria de la música electrónica; fue el lugar de encuentro entre los jóvenes de las dos Alemanias (ahora unificadas); y los clubes se transformaron en epicentro de la activad nocturna de la industria del entretenimiento, con luces y sonidos deslumbrantes.
La explosión de la música electrónica estuvo completamente ligada a este nuevo clima de unidad en la ciudad (y en el paÃs) y su devenir está representado en la mÃtica pelÃcula Berlin Calling protagonizada por el mismÃsimo Paul Kalkbrenner.