Tras volver de sus aventuras en Divine Fits, Britt Daniel refuerza Spoon con un nuevo integrante y lleva a la banda a las bases del celebrado Kill the Moonlight (2002), manteniendo la frescura de sus últimos trabajos y esa exquisita contradicción de buscar la expansión sonora a partir del minimalismo. Triunfales, como siempre.
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