Los Ãlamos es esa banda que fue emblema en la escena musical de Buenos Aires y, cuando estaban en su mejor momento, se pausaron. Sin embargo, es también esa banda que se mantiene unida y en movimiento a pesar de que uno de sus integrantes viva en Francia y otro en Alemania. Es por eso que cada vez que anuncian que se vuelven a juntar por nuestros pagos, vuelve la sonrisa a la escena porteña. A modo de celebración por su décimo aniversario como banda, en 2013 hicieron una gira por todo el paÃs que duró dos meses. Y la pregunta fue siempre la misma ¿para cuándo un disco nuevo? Acá está, amiguitos. Luces Blancas fue grabado en tiempo récord y suena mejor que todo lo que hicieron previamente.
Peter López, cantante y guitarrista, actualmente radicado en Francia, cuenta que el disco lo empezaron a escribir antes que se organice la gira de 2013: «Empezamos a mandarnos archivos para ver si en algún momento nos volvÃamos a juntar para grabarlo. De repente apareció lo de la gira, cerraron los tiempos de todos, y pudimos hacer las dos cosas al mismo tiempo. Por suerte salió bastante natural. Tuvimos muchÃsima suerte de tener una semana libre para ensayar y dos dÃas para poder grabar entre medio de los shows».
-Una semana y dos dÃas es muy poco para los tiempos normales en los que se hace un disco, ¿cómo se pudieron adaptar?
-Es cierto que es el disco que escribimos y grabamos más rápido en Los Ãlamos, pero en las bandas que tenÃamos a los 14 o 15 años era más o menos asÃ. TenÃamos bandas de hardcore, punk rock, trash, y en esa época, en esa escena, no es como ahora que podés hacer 20 tomas y re-grabar. Se ensayaba un mes para grabar en seis horas. Era tocar y lo que está, está. Si lo hiciste bien, genial, y si no lo hiciste tan bien es que tu banda no estaba tan buena. Tenemos ese espÃritu de hacer todo al instante y, como en los conciertos, no podes repetirlo.
-¿Cómo fue el proceso de composición en esa semana?
-Nuestra semana de ensayo coincidió con la gira de Los Hermanos McKenzie por Europa. Nos cruzamos en el aeropuerto y nos dejaron las llaves. Fue perfecto. Hay tres o cuatro temas que los hicimos Ãntegros en esa semana. El último tema con piano lo hicimos ahà porque justo habÃa un piano en la casa. Utilizamos todo lo que habÃa alrededor nuestro, y tuvimos mucha suerte. Le agradecemos a Los Hermanos McKenzie de corazón. Influyó mucho la libertad de poder tocar todo el dÃa sin nadie que nos moleste.
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-¿Cómo fue ese momento en el que tocaron juntos las canciones que habÃan armado por Internet?
-Creo que fue bastante tangible el hecho de que las canciones tenÃan una forma más humana, porque hasta ahà habÃan sido sólo archivos midi, archivos digitales. Fue la sonrisa de decir «ah pero suena bien, está bueno esto». En realidad, si no te gusta lo que hacés, no suena bien y no estás de acuerdo; nunca vas a sacar un disco. Yo no concibo la idea de sacar un disco o poner un tema en internet si no estoy conforme del todo. De hecho el primero de Los Ãlamos tuvo dos pruebas. Lo grabamos entero y cuando estábamos por sacarlo, no nos gustó. Entonces lo volvimos a hacer.
-¿De qué manera te sirvió vivir en Francia a la hora de sentarte a componer?
-El vivir afuera me hizo conocer mucha gente interesante que está en la misma que yo, pero en otro lado. Y también la posibilidad de ver muchas más bandas, más que en Argentina por obvias razones, y eso te hace aprender. Yo cuando voy a un concierto, aparte de disfrutarlo, me fijo en cómo están ubicados los amplificadores, las luces, como está vestido el pibe, que es lo primero que dice cuando sube al escenario, porque es mi trabajo también. Me permitió tener una visión más global de lo que es ser músico independiente.
-¿Cómo ves a las bandas emergentes de Buenos Aires?
-Considero que la banda que es más interesante es la que empezó a ensayar ayer, no la banda que toca hace 25 años lo mismo. La verdad estoy re contento, desde que me fui en 2008 vi un crecimiento enorme de bandas independientes chicas que tienen mucha calidad y, en comparación, no le pueden envidiar nada a las francesas. Si bien las bandas argentinas, chilenas o uruguayas tienen la influencia anglosajona, lograron crear un sonido caracterÃstico. Las bandas francesas suenan a una banda inglesa, o se copian de una americana. No hay mucha personalidad. Si hablás con gente que no va a conciertos chicos, te va a decir que en Francia hay un re nivel porque está Vanessa Paradis. Pero ella es como Valeria Lynch acá. Respeto total, pero no tiene nada que ver con nosotros. Al menos con la realidad que vivimos. No por decir que estamos en una elite, sino porque tenemos otra sensibilidad. No nos interesa eso, tampoco nos interesa U2, porque ya está, ya hicieron su movida. Ahora el espacio es para otras bandas, otros artistas.
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-Si Los Ãlamos estuvieran en movimiento constante en Buenos Aires, ¿les gustarÃa formar parte de la movida de acá?
-Nunca formamos parte de una escena encajetada en estilo, vestimenta, corte de pelo, forma de pensar. Siempre fuimos una banda de rock que hace lo que le gusta. Yo creo que pertenecemos a una escena mundial de bandas y artistas que hacen una música bastante personal y sensible a lo que pasa alrededor y a lo que les gusta. Lo importante es crear un sonido como banda, sino no tiene sentido. No le creo a nadie que no me demuestre realmente algo de él o ella en su música. En la composición o en la manera de escribir tiene que haber algo tuyo, sino no es interesante.
-¿Considerás que Los Ãlamos consiguió un sonido propio?
-Conseguimos un sonido propio influenciado por cosas que nos gustan, pero traducido a nuestras posibilidades, a nuestras formas de tocar y a nuestro entorno cotidiano. Que nuestra música tenga tanto aire para crear un ambiente y una especie de trance sin tener que bailar, es para que simplemente imagines lugares. Nuestras letras no hablan de dragones o hadas, o de alucinaciones con las drogas. Habla de «estoy caminando por la calle, no tengo un mango pero tengo esto que es muy importante y quiero expresarlo». Es bastante sincero lo que nos pasa.
Foto: Robert Peyote