El hermetismo beneficia a su imagen. Una suerte de magia negra curada por ancestros africanos parece apoderarse de él. No se sabe mucho: si es músico, oscurantista, mago o hechicero. O quizá, todo ello. Se dice que sus sesiones de grabación se producen bajo los efectos del LSD, etéreos, espesos, redentores, alucinados. «Afrofuturism», «Afro Juke», «Drum Work» y una sarta de etiquetas circulan entre sus elaboraciones. Tambacounda, su primer EP editado por el mÃstico sello Black Acre, congregansamples africanos surtidos con intensas lÃneas de bajo, fusionándose entre la música del altiplano, el trance tribal y, porqué no, alguna que otra atribución latinoamericana con candencia bailable (los colegas de Zizek estarÃan erectos con semejantes revelaciones). Son cuatro granadas que estallan en tu cabeza, que le da órdenes a tu cuerpo y lo impulsan a que reaccione, de cualquier manera, condición o naturaleza. Súbitamente, estarán bajo su embrujo. Se repudiael antÃdoto, Clap! Clap! Es como un azote que se propaga como el pensamiento, aunque a veces… es mejor dejarse llevar y no pensar tanto en ello. Encantado.
Clap! Clap!
junio 11, 2014- Series: Reseñas