Luego de la exitosa participación en Get Lucky y un puñado de buenas producciones ajenas, Pharrell Williams presentó su segundo álbum solista, pero la vara de 2013 le quedó muy alta. G I R L es un disco austero, lagunero, que no termina de coronar lo logrado el año pasado.
El concepto musical carece de personalidad, abundan las referencias sexuales y el positivismo. Aburre. Probablemente, «˜Happy’, el primer corte, es lo mejor que se puede rescatar. A pesar de nobles colaboradores como Justin Timberlake, Daft Punk (devolviendo el favor), Miley Cyrus o Alicia Keys, el álbum nos deja ese sinsabor propio de la comida diet; donde no queda en claro quién es el autor y quién el invitado.
Retrocede dos casilleros y pierde un turno.
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PUNTAJE LECTORES
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DEGUSTACIÓN
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