«It’s nice to have a name that sounds like a place that doesn’t exist», declara Roxanne Clifford, cantante de esta banda relativamente nueva originada en las afueras de Londres. Y si bien puede tener razón, generalmente cuando las bandas se dedican a comentar acerca de lo bonito u original de algo tan irrelevante como su nombre, no suele ser una buena señal.
Waiting for Something to Happen es su segundo trabajo de estudio. Las canciones son todas partes separadas e irregulares de algo divertido y con sentimiento. Algunas melodÃas son muy buenas, llegando a puntos muy altos en Shooting Star, Buried Alive y en la totalmente irresistible Teenage. Hay algo en el espÃritu de las canciones que nos puede remitir a la etapa de Reckoning de REM; algo parecido a la libertad, o a la juventud, o algo asÃ.
El mayor problema de este disco es que, a la larga, le falta algo de imaginación. No se conoce el número de ideas que se requieren como mÃnimo para poder hacer un gran disco, pero en este caso la cantidad está por debajo de ese número. Después de un rato, todo parece forzado y se genera la sensación de ya haber escuchado esa misma canción previamente, y no necesariamente en este disco, sino también en muchos otros discos de muchas otras bandas. En cuanto al contenido de las letras, básicamente representa la nada misma: todos los temas hablan del amor que se fue, del nuevo amor que está naciendo, o del futuro amor perfecto que algún dÃa llegará y permanecerá por siempre.
A pesar de sus defectos, se trata de un trabajo entretenido y con algún que otro punto muy alto, capaz de arrancarle una sonrisa a cualquiera. Para aquellos a los cuales no les guste arriesgarse en las recomendaciones, se trata de un disco fácilmente recomendable a cualquier persona a la que le guste la música en general, más allá de que Veronica Falls no sea un lugar.