La concreción de un disco full permitió la emergencia masiva de este dúo norteamericano, oriundo de Brooklyn, que cohesiona como muy pocos canciones de pop experimental con bases tecnos y guitarras armoniosas. Compuesto por Eric Emm en voz y guitarra y Jesse Cohen en teclas, percusión y programación, Tanlines es uno de los proyectos más novedosos y genuinos que surgió en los últimos años. En este 2012 editaron Mixed Emotions, el primer larga duración, y cerraron todos los interrogantes que se habÃan abierto con su curioso EP Settings.
Fueron favoritos de Julian Casablancas, quien los adoptó para los shows que dio en 2009 en épocas de su parate Stroke e incursión solista con Phrazes for the Young, y desde aquel entonces iniciaron una carrera prolÃfera en base a presentaciones con espÃritu indie en escenarios chicos y muchas horas acumuladas. Las bases de sus canciones son tan simétricas que parecen bosquejadas como plantillas para futuros remixes. Las guitarras frasean sin demasiados efectos y encuentran respuesta en los teclados ochentosos que generan un cómodo colchón sobre el cual puede asentarse la voz. Por encima de las bases tan bailables que ofrecen, se hace palpable la intención de mantener cierta estructura de canción.
Los 11 temas que dan forma al disco reflejan lo craneado que está el concepto, tienen mucha melodÃa y los silencios necesarios para que el groove mantenga una pista de espectadores en constante movimiento. Las percusiones reales o sampleadas (ese sonido plástico que tanto gustó un par de décadas atrás) son el alma de las canciones, tan infalibles que de a ratos esconden tramos muy oscuros de teclas que no deprimen el flow de la canción. El clima bolichero está completamente impregnado en el ADN de la banda pero, sin embargo, eligieron una trilogÃa de semi lentos (Rain Delay, Cactus y Nonesuch) que despidan a fuerza de menos bits y más libertad de guitarras los 42 minutos de álbum.
Demasiado prolijos o consecuentes al contexto en el cual componen, sus shows en vivo no omiten nada de lo envasado. El tecladista (y hombre multiorquesta) Cohen se desvive por sus teclados, por tener la secuencia a punto y tomar las baquetas para golpear un recorte de baterÃa montado en su tarima, mientras el parco Emm abraza su Strato y canta su pop inquebrantable.
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