¿Cuántas bandas nacidas a mediados de los 90s pueden decir que hicieron la mejor parte de su discografÃa con los pies en el nuevo milenio? Blonde Redhead podrÃa. No es necesario enumerar las razones por las cuáles 1994 y hoy no son la misma realidad, pero para entenderlo en lo que respecta al trÃo de Nueva York basta con escuchar la canción que abre el tracklist de su disco debut (aquel que produjo Steve Shelley, de Sonic Youth) seguida de Here Sometimes, canción que hace lo mismo en Penny Sparkle (2010), su octavo y último trabajo. Hoy es la encantadora voz a-lo-Björk de Kazu Makino y los efectos atmosféricos sobre la instrumentación de los hermanos milaneses Simon y Amedeo Pace lo que marca su música. Antes de presentarse en Niceto Club este sábado por la noche, hablamos con ellos.
«Las cosas están cambiando muy rápido y necesitamos cambiar con ellas. Cuando empezamos a tocar éramos muy jóvenes e inocentes, que igualmente es un lugar en el que siempre es bueno estar». Blonde Redhead nos sintetiza sus dieciocho años de vida con esa explicación. «Siempre es difÃcil decidir la dirección que querés tomar cuando hacés música. Cualquier cosa que imaginaste parece tomar un giro en algún punto del proceso, por eso nos resulta mejor no tener inclinaciones o ilusiones respecto a cuál va a ser el resultado final. Mantener la cabeza abierta siempre es lo mejor».
En 2004, tras firmar con el sello 4AD (casa de Atlas Sound, St. Vincent, Deerhunter y tantos otros), la banda lanzó Misery Is A Butterly, disco en el que un accidente sufrido por Makino mientras andaba a caballo tuvo mucha influencia. La traumática experiencia que casi termina con su vida tuvo su traducción en las letras y en el color de las canciones, cuyo relato de fragilidad las convertÃa en lo más fuerte creado por la banda hasta el momento. 23, el trabajo sucesor de 2007, siguió la lÃnea y Penny Sparkle agrega un nuevo giro al sonido en el cual ya se acomodaron. La percusión, los sintes, las vocales… El toque de Van Rivers y The Subliminal Kid en producción (conocidos por su tarea en el disco debut de Fever Ray) se nota. «Trabajamos muy duro para llegar a lo que terminó siendo el álbum. Hubo mucha indecisión en el medio. Cuando trabajás con productores siempre hay un periodo en el que se trata de llegar al entendimiento mutuo y a un punto en común donde ambas partes se sienten satisfechas», cuenta la banda.
En los últimos dos años, Blonde Redhead mantuvo su calendario bastante cargado. No sólo la presentación de Penny Sparkle los tuvo ocupados, sino que decidieron fundar su propio sello para, en principio, editar We Are The Works In Progress, la compilación hecha a beneficio de Japón después del desastre natural de 2011. «Esperamos que Asa Wa Kuru sea un proyecto que continúe. Tener un sello implica mucho trabajo, pero esperamos tener la fuerza para seguirlo y quizás poder lanzar algo de nuestra música por ahà también».
Refiriéndonos a los planes futuros, además de participar en el soundtrack del documental The Commentator, parece que también hay un nuevo disco en camino, o asà lo dicen ellos: «Ya empezamos a escribir nuevas canciones y en noviembre vamos a tratar de grabarlas». En cuanto al futuro más cercano, los podés ir a ver a Niceto en el marco de su primera visita a Buenos Aires.
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