Wild Nothing – Nocturne

Ayer estaba recordando cuánto me gustaban los álbumes de figuritas cuando era chico: raramente completaba uno, pero el proceso me resultaba de lo más emocionante. Lo curioso es que tampoco me esmeraba por completar un álbum, rara vez cambiaba una de mis figuritas. No sé, me gustaba guardarlas o pegarlas en otro lado, por más de que ya tuviera unas tres de la misma. A todo esto, me piden que escriba sobre el último de Wild Nothing y, tras escucharlo, el paralelismo se hizo evidente.

A simple vista (o escucha) Nocturne podría ser percibido como la figurita repetida; algo que ya conoces o escuchaste antes. El problema es que la tendencia hegemónica tiende a descartar, en medio de una búsqueda casi frenética por algo distinto o nuevo. En una era en la que la vanguardia se ha vuelto un término dudoso o relativo si se quiere, se consume en cantidad y no en calidad. Mientras todos compran un centenar de paquetes sólo por completar el álbum, pierden de vista la colección en sí. Bueno, acá van las noticias: nuestra «colección» musical siempre va a ser un álbum incompleto. Como dijo un amigo una vez: «tanta música y tan poco tiempo«. En lugar de partirse la cabeza tratando de escucharlo todo, hay que bajar un cambio y escuchar bien lo que está sonando.

Volviendo al disco en cuestión, recordemos que Gemini fue uno de los discos del 2010 y con su último trabajo, Jack Tatum se supera. Nocturne es shoegaze, con la delicadeza del dream pop y los elementos new wave más exquisitos de los 80’s. He de reconocer que el joven de Virginia tiene una soltura envidiable para hacer canciones y a la vez el buen gusto para el cuidado en los detalles; un riff por acá, una batería con eco por allá, la voz cálida sobre el mismo nivel de los instrumentos, las capas de teclados…  El producto son 11 canciones pop que se dejan escuchar por defecto, una tras otra en un disco que carece de desperdicios, con cosas de Real Estate o The Pains of Being Pure at Heart.

Nocturne es de lo más entrañable, un regalo primaveral para que suene en los auriculares mientras andás en bici, para que suene de fondo mientras limpiás tu cuarto o para escuchar con algún/a chico/a mientras hacés nada. Es un disco sincero y sin pretensiones, para dejar de lado las preocupaciones y perderse un rato para fluir entre las canciones.

¿Te tocó de nuevo la figu shoegazera? Guardala, créeme no te vas a arrepentir, sino que te vas a encontrar con que era mucho más que eso.

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DEGUSTACIÓN

SHADOW

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