Crocodiles
Endless Flower
2012 – Frenchkiss
[5.7]
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Crocodiles se originó en San Diego (California) con la unión de Brandon Welchez y Charles Rowell. Ambos se conocÃan desde la adolescencia y compartÃan ánimos de escapar de la escena universitaria, controvertida por sus tintes racistas y homofóbicos, según los propios protagonistas.
Durante el primer año tocaron con bandas de Los Angeles como Dum Dum Girls (de la esposa de Welchez) y No Age. Asà consiguieron algunas menciones en radios y revistas especializadas y la contratación de Fat Possum (sello de Peter Redvers, fundador de la revista Living Blues). En 2009 salió a la venta Summer of Hate, su disco debut, y al año siguiente editaron Sleep Forever con la producción de James Ford (Artic Monkeys, Florences & The Machine, Mystery Jets, entre otros).
Endless Flowers es su tercer álbum y el primero que ofrecen bajo el sello neoyorkino Frenchkiss Records. Basta con escuchar la canción que da nombre a la placa, Electric Death Song o Bubblegum Trash para sospechar que el nombre de la banda es un guiño al primer disco de Echo And The Bunnymen. PodrÃa decirse que estos cocodrilos tienen una piel más áspera y manejan un lenguaje más juvenil, combinado con una sonoridad más ruidosa. Detrás de un encortinado de guitarras saturadas se filtran destellos de teclados brillosos y la voz de Brandon Welchez con una reverberación similar a la que utiliza Ian McCulloch, además de las semejanzas en el timbre de voz de ambos.
Sunday es una oda al domingo que se acerca a las facetas más sensibles de The Ramones o a los Sonic Youth de los últimos tiempos; con melodÃas vocales pegadizas y bases de baterÃa perpetuando el ritmo. Esta fórmula le ha valido el apreció de algunos medios, entre ellos la Rolling Stone. My Surfin’ Lucifer se mantiene en la lÃnea pop de los sixties con aires de rock californiano pero con un sonido garage. Animándose a alejarse de los puristas del overdrive, parecen ir a veranear a las mismas playas que los Best Coast. También hay momentos para el romanticismo en No Black Clouds for Dee Dee, con dedicatoria especial para la esposa de Brandon; o el delirium tremens sobre el final de Hung Up on a Flower (con voces en diferentes idiomas crispando los nervios al mejor estilo Velvet Underground).
Crocodiles está bien. Es una banda de rock para chicos cool que peca de poca autenticidad pero se mantiene dentro de una estética, y eso los revaloriza. Sus influencias son perceptibles y su futuro también: es probable que sea un parador recurrido por los jóvenes que visiten la costa californiana este verano.
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DEGUSTACIÓN
SUNDAY
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