Reza la leyenda que Junior Boys se concibió en la urgencia de una revelación. Dos jóvenes canadienses escuchaban por primera vez Bamboo Houses, la colaboración entre el ex Japan David Sylvian y Ryuichi Sakamoto, cuando exclamaron al unÃsono: «Hey, ¡este es el futuro de la música!». En tiempos de fiestas techno organizadas por el sello Steel City en su Hamilton natal, Jeremy Greenspan y Johnny Dark acabarÃan grabando un demo a fines de aquella década del ’90. Varios rechazos más tarde, Dark abandonarÃa la banda en busca de nuevos horizontes para ser reemplazado casi inmediatamente por Matt Didemus, quien ya oficiaba de productor y que se encargarÃa junto a Jeremy de pavimentar una carrera exitosa y poco usual en el mundo de la electrónica. Con cuatro discos en su haber, y gracias a un dedicado artesanato instrumental y elegancia emocional, Junior Boys se convirtió en uno de los proyectos más interesantes de inicios del milenio. Antes de su primer show en Argentina mañana en Niceto -con motivo de la presentación de su último disco, It’s All True (2011)-, Rocktails charló con Matt, la pata encargada de la ingenierÃa sonora del tándem.
-It’s All True extrae su tÃtulo de un documental de Orson Welles jamás acabado sobre Latinomérica. Ustedes comentaron que la influencia del director de Citizen Kane fue muy importante para el álbum…
-Definitivamente. Todo gira un poco en torno a F for Fake, una pelÃcula de Welles sobre la falsificación en el arte y sobre lo que determina su valor. Creo que Jeremy se vio interesado en esa relación desde el punto de vista de la música, de cómo dicha relación afectaba nuestro trabajo. En un momento, entrás en conciencia de que tu música no se trata simplemente de ella, pura, aislada. La misma está en contacto con campos que en un principio y de forma ideal, pensabas que no iban a afectarla, como el marketing. Por supuesto que Welles estaba pensándolo desde otros aspectos también, pero ver el film resultó ser muy inspirador.
– Continuando con esa problemática que pone sobre la mesa Welles en F for Fake… el tÃtulo original del álbum iba a ser You Have Been Cheated (Has Sido Engañado) en homenaje a la famosa pregunta que Johnny Rotten lanza al público en el último recital de los Sex Pistols: «Ever get the feeling you’ve been cheated?». Parece crear una especie de dÃptico conceptual con It’s All True (Todo es Verdad), una especie de crÃtica…
-SÃ, hasta cierto punto. Antes la música dance solÃa ser más real, en el sentido de que no se preocupaba mucho por ser fashionista, se pensaba más en lo que atraÃa sónicamente a la gente. Jeremy me transmitió sus inquietudes al respecto, querÃa que creáramos una experiencia más visceral, que se alejase de un modelo que se reproduce continuamente. Por supuesto que con esto no estamos diciendo que todos los proyectos de música electrónica son vacuos o superfluos, pero hay un patrón que genera tensiones y que, sin duda, nos preocupa.
-Jeremy viajó a China para visitar a su hermana y se quedó allà dos meses, durante un perÃodo en el que ya habÃan comenzado a componer para It’s All True. ¿Cuánto influyó esa experiencia en el resultado final? Leà que trajo algunos instrumentos de la región, ¿los utilizaron durante la grabación del álbum?
-Básicamente cuando él estuvo allÃ, algunas de las secuencias ya habÃan sido escritas. Trajo melodÃas que fueron el resultado de un encuentro con una multiinstrumentista china. Muchos fragmentos del resultado de dicho encuentro fueron añadidos a dos canciones del álbum y a una tercera que no fue incluida. No utilizamos muchos instrumentos orientales. Sólo algunos. Realmente, no querÃamos exagerar y sobreproducir el álbum en ese aspecto, no querÃamos que sonase como proveniente de una cultura especÃfica.
-Hablando sobre el sonido final del álbum. Ustedes mismos dijeron que no se habÃan acercado tanto al álbum en términos de un disco dance sino más bien desde un registro R&B…
-SÃ. Por supuesto que no es un disco de R&B, las canciones dance son las que protagonizan el álbum. Pero nos aproximamos a ellas desde el framework de una proceso más ligado al R&B. Para ser sinceros, a veces tenemos intenciones de «bueno, vamos a hacer esto y esto lo vamos a evitar» pero lo cierto es que todo acaba sonando a los Junior Boys, a aquello que nos sale bien. La idea, por supuesto, es jamás sonar idénticos a nosotros mismos pero todas las influencias acaban convergiendo en una esencia propia de la banda. No sabrÃa cómo describirlo. Lo cierto es que no podrÃamos hacer jamás algo delimitado dentro de un género: «el disco dubstep de los Junior Boys«, «el disco de R&B de los Junior Boys«, y asÃ. Todo gravita hacia un proceso muy particular, que es sólo nuestro.
-Al fundarse Junior Boys a fines de los ’90, fue difÃcil para Jeremy y John Dark obtener reconocimiento, su primer demo circuló y fue rechazado en varias oportunidades. ¿PodrÃas contarnos cómo inició tu participación en la banda? ¿Cuál creés que fue el punto de inflexión que modificó el rumbo de la historia?
-Estuve involucrado con Junior Boys desde el principio, a pesar de no ser un miembro «oficial», si se puede poner en esos términos. Ayudé a producir la banda desde los comienzos. Me unà antes de que se editara el primer EP y ayudé a Jeremy a terminar el primer álbum luego de la partida de John, asà que puede decirse que siempre fui un Junior Boys. En cuanto al punto de inflexión, fue básicamente cuando las canciones se subieron a un website de un amigo nuestro (N. de R.: Steve Goodman) que era conocido por varios periodistas de la época que se mostraron entusiasmados con lo que oyeron. Finalmente, acabó creando un sello discográfico, Hyperdub, de algún modo, para exponer nuestro trabajo. Básicamente, se trató de una combinación entre la fe de alguien que creyó que nuestro material era digno de ser lanzado y el hecho de que finalmente funcionara (risas). Detrás de todo éxito siempre hay una cuota parcial de suerte.
-Vos vivÃs en BerlÃn y Jeremy vive en Hamilton, Ontario. Ambos viajan para juntarse durante el proceso de grabación. ¿Cómo resulta para ustedes esa combinatoria de distancia-cercanÃa?
-Bueno, pasamos mucho tiempo juntos, no sólo grabando sino también durante las giras. Al concluir un disco, eso representa otros ocho o nueve meses -o el tiempo que dicho tour requiera- nonstop. En cuanto al proceso de composición, solemos comenzar por separado, cada uno creando bocetos que luego llevamos juntos al estudio para grabar y los convertimos en verdaderas canciones. Asà lo hicimos en It’s All True; dos perÃodos de aproximadamente un mes cada uno, básicamente grabando todos los dÃas.
-Da la sensación de que tienen una metodologÃa bastante controlada…
-Tratamos de hacer cronogramas para el estudio y, contra el sentido común, eso nos libera bastante. Cuando pagás el dÃa de estudio seguramente sentÃs más la presión de un proceso controlado; pero cuando tenés el lujo de tener tu propio estudio, te tomás tu tiempo. Planeas estar allà ocho horas pero tal vez las cosas no están funcionando y acabás estando allà sólo tres horas, tomándote un descanso.
-En algún momento, señalaron que Begone Dull Care (2009), su anteúltimo trabajo y It’s All True se referÃan a las mismas preocupaciones pero que con este último habÃan quedado más conformes con el resultado. ¿PodrÃas referirte a dicho logro en términos de evolución musical?
-Es una pregunta difÃcil de contestar. Cuando grabamos un disco, siempre lo sentimos en términos de continuación de otro proceso mayor que involucra un pasado y un futuro próximos. No logramos separarlo de un plano en el que estamos continuamente pensando acerca de la música, escribiendo, creando. Jamás lo ves en términos de perÃodos; «listo, lo logramos». Tal vez en diez años sea más fácil evaluar la diferencia entre estos dos últimos trabajos, ambos son demasiado recientes y todavÃa se encuentran un poco sumergidos dentro de ese torbellino temporal.
Es más fácil ver en términos de evolución al primero disco en relación con el presente. Last Exit (2004) estaba más basado en un concepto, en una actitud clara, en un intento de poner un pie en el circuito de la música. Con el paso del tiempo, nuestras influencias cambiaron, se ampliaron. Creo que nos convertimos en mejores productores. Más concientes, quizás. Se convirtió a lo largo del tiempo en un proceso más cuidado, más reflexivo.
-En su My Space, en el lugar destinado a la etiqueta «género» se halla la palabra «visual». Teniendo en cuenta también la influencia que el caricaturista y cineasta canadiense Norman McLaren tuvo en Begone Dull Care (N. de R.: el disco se tituló en honor a uno de sus cortometrajes), ¿qué lugar ocupa lo multidisciplinario en el trabajo de la banda?
-SÃ. Definitivamente nos sentimos inspirados por obras artÃsticas por fuera del campo musical como los films. Asà como también por los paisajes, los lugares adonde vivimos. Consideramos que nuestra música proviene de pensar en imágenes y que, al mismo tiempo, evoca varias. En particular, McLaren atrajo nuestra atención porque su obra estaba dirigida en gran medida por lo tecnológico y, para nosotros, el ambiente operativo que te rodea acaba influyendo mucho más en tu trabajo de lo que muchos están dispuestos a admitir.
-Particularmente ustedes tienen un gran apego a los sintetizadores analógicos, leà que los consideraban «los instrumentos más emotivos, más humanos». ¿Cuáles son sus últimas adquisiciones y cuáles sus imprescindibles de siempre en términos operativos?
-SÃ, ambos realmente nos interesamos mucho por los sintetizadores. ¿En este momento, el que más me gusta? Hace dos años compré un Yamaha CS15, que es una versión más pequeña de un gran sintetizador que se utilizó para el soundtrack de Blade Runner, un modelo muy raro que pesaba alrededor de 40kg. Estoy muy entusiasmado por tenerlo. Me siento como un niño. Jeremy hace poco se compró un Oberheim antiguo del cual está enamorado. Pero los staple synths son lo que se utilizan habitualmente, en verdad.
-Mañana van a estar tocando en Buenos Aires por primera vez. ¿Cuáles son sus expectativas y qué puede esperar el público argentino de su show?
-Creemos que el show en Argentina puede ser realmente muy bueno. Estamos muy ansiosos y entusiasmados de tocar allÃ. No tengo idea cómo puede llegar a ser el público y, personalmente, estoy muy intrigado. ¿Lo que pueden esperar los fans? Ahora que ya tenemos cuatro discos, solemos dividir el set entre ellos de forma equitativa, ya que no podemos tocarlos completos. Con respecto a la puesta en escena, yo toco los sintetizadores mientras Jeremy toca la guitarra y un poco de sintetizadores también. Ahora tenemos un baterista sesionista que toca tanto la baterÃa acústica como la eléctrica y que, definitivamente, le aporta otra energÃa al vivo. La mayorÃa de lo que tocamos live es midtempo o upbeat, ni muy abrupto en términos dance ni tampoco extremadamente persistente o hipnótico.
-Jeremy dijo en alguna oportunidad que It’s All True se sentÃa como una especie de conclusión. Una declaración un poco inquietante. ¿Cuáles son los planes futuros para Junior Boys?
-Seguir haciendo música. Como ahora nos encontramos de gira, es un poco difÃcil planear en estas circunstancias cuál será el próximo paso o cuál será el perfil del próximo disco. Sólo se trata de conclusiones parciales. No hay porqué preocuparse, hay Junior Boys para rato.
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Junior Boys se presentará mañana en Niceto Club en el marco de la fiesta Embassy. Mas info del evento acá.