ESPECIAL: Las leyes del retroceso

febrero 9, 2012

El cambio es inminente. O al menos eso parece cuando recibimos las noticias diarias sobre la industria de descarga musical y el FBI jugando a la caza de brujas con los diferentes sitios de almacenamiento masivo. Hace algunos días cerró de Megaupload, ese portal gigante por el que mirabamos series en Cuevana o nos bajamos el disco de Kanye West antes de que siquiera llegue a iTunes. La razón principal por la cual la justicia estadounidense bajó el sitio y procesó a sus responsables fue la piratería de contenidos con derecho de autor, aunque en los últimos días surgieron detalles sobre el plan a futuro de Megaupload para revolucionar la industria de la música mediante un sistema equitativo de venta de discos. Internet dejó de ser el refugio nerd de los noventa y el suplente de la televisión de la última década: es el cambio inminente y probablemente nuestra generación sea participe de eso.

Vamos a suponer una gran teoría inventando nombres, así nadie se ofende (y ningún sitio se da de baja). Supongamos que existe un país nuevo que se llama Brotoslovia, con un típico sistema de gobierno divido en Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. También digamos que esos tres poderes tienen a su disposición fuerzas del orden que trabajan para mantener el esquema planteado en la sociedad que confoma al país. No nos olvidemos que este lugar tiene una columna vertebal económica, creada por grandes empresas que van desde la fabricación de arsenal bélico hasta la industria del entretenimiento, donde se concentra el mayor productor de dinero de todo el mundo en lo que respecta al sector.

En Brotoslosvia la cosa es muy simple. Las empresas bancan al gobierno, el gobierno banca a las empresas y los habitantes del país comen, cagan, cogen, cantan, se drogan, bailan, saltan, se matan entre ellos o mueren por causas naturales ¿Les suena familiar? Sí, es parecido a cualquier sociedad de los últimos 100 años o más. Ahora siguiendo con el ejemplo, supongamos que entre los brotoslovianos surge la iniciativa de virar el timón de la industria del entretenimiento, que está fuertemente controlada por un grupo de empresas que sirven de puente entre público y artista (sacándole plata a los primeros para quedarse con una porción grande y darle migajas a los segundos).

¿Al grupo de empresas le gustará que aparezca una plataforma que destroce su esquema comercial (e injusto)? Para nada. Entonces es ahí cuando llaman al Poder Judicial (no se olviden que eran re amigos) y junto a las fuerzas del orden inventan alguna excusa colorida para tirar abajo la amenaza y restaurar la paz del sueño industrial brotosloviano. El gobierno banca a las empresas, las empresas bancan al gobierno y ya saben muy bien lo que suelen hacer los otros.

Megaupload tenía como iniciativa lanzar Megabox, una plataforma que hubiera permitido vender música online sin intermediarios. La teoría del emprendimiento era simple: el artista publicaba su disco nuevo, el público lo compraba y el 90 por ciento de las ganancias iban a parar al bolsillo del autor. El esquema no incluye discográficas, distribuidoras, publicistas, productoras o ninguna otra empresita que se quede con algo que no le pertenece. De esa forma no habría contratos millonarios ni gambetas comerciales, sólo un productor de materia prima que recibe su merecido sueldo en base a lo que el demandante le acepta pagar.

Esta iniciativa atentaba directamente con la industria del entretenimiento mundial por razones obvias. Un sitio visitado mundialmente ofrecía lo mismo que ella pero con la diferencia de que la plata esta vez (queremos creer) iba a ser distribuida de una forma más justa.

¿Cuál fue el resultado? A un mes de que la versión beta de Megabox se encontraba funcionando y lista para ser lanzada al mundo, el FBI apresa a Kim Dotcom, el dueño de Megaupload, por piratería y abuso de derechos de autor. Raro, ¿no?

¿Muerto el perro se acabo la rabia? En este dilema podemos decir que no. Para citar a un ejemplo cercano podemos recurrir a Taringa!, la página argentina que sirve como un flujo de información en la que se pueden encontrar recetas, anécdotas deportivas, chistes virales, películas y, como no podía ser de otra manera, música. El portal está preparando Taringa! Música, una interfaz para intercambiar música y distribuir las ganancias de una forma más directa con su autor. Aunque está en su periodo de preparación ya se puede ver online un adelanto y los interesados pueden anotarse para recibir información al respecto.

Hay que recordar que Taringa! estuvo en la mira de varios organismos que buscan censurar internet, ya que en el portal recibe 72 millones de visitas mensuales y se encuentra entre los más visitados de Latinoamerica. Eso se traduce a un elevado número de descargas piratas de series, películas y discos.

Olvidense de SOPA y PIPA. No le hagan caso a la caza de brujas por pirateria. La excusa central de lo que se vivió en los últimos días en cuanto a contenido online es la simple imagen de un empresario que tiene miedo que le toquen el bolsillo y llama a sus amigos del gobierno a que pongan un poco de orden. Lo que ese empresario no tiene en cuenta es que internet es un territorio más oscuro e inexplorado de lo que parece, donde hay personas con iniciativas peculiares e ideas transgresoras. Hoy Megaupload puede haber cerrado pero mañana pueden aparecer diez más, iguales o mejores. Señores… el cambio, es inminente.