Este disco es grande por donde se lo mire. Comenzando por un tÃtulo que alude directamente a la realeza, se trata de la más ambiciosa colaboración de las dos mayores estrellas del hip-hop del momento. Grabado en Hawai, Australia, New York, Francia e Inglaterra, con una multitud de productores invitados, la participación de Beyoncé, Frank Ocean, Elly Jackson (La Roux), Justin Vernon (Bon Iver), los sampleos de Otis Redding y Nina Simone (auto-tune incluido), y referencias que van desde Martin Luther King y Malcom X hasta Platón y Sócrates pasando por Jesús, Watch the Throne sienta sus opulentas bases desde el comienzo. En los versos que abren el álbum, Jay-Z rapea: «Lágrimas sobre el piso del mausoleo, manchas de sangre en las puertas del Coliseo».
La llegada de este disco otorgaba un terreno fértil para el prejuicio: podÃamos esperar los descartes adecentados del celebrado My Beautiful Dark Twisted Fantasy (2010), o bien un ejercicio de auto celebración de dos estrellas tratando de legitimarse en la cima. Si bien estas premisas no son del todo falsas, lo cierto es que en Watch the Throne la contundencia de las rimas y la efectividad de los sampleos pueden más y producen algunas de las canciones más significativas del hip-hop en lo que va del año.
Aunque se trata de un trabajo marcadamente desparejo (sobre todo en el último tercio) donde la imagen de celebridades multimillonarias socava y desacredita parcialmente los intentos de esbozar un comentario social creÃble, lo cierto es que los tremendos bajos de No Church in the Wild, el efectivo sample de Niggas in Paris, la enorme Gotta Have It, y la profética y luminosa New Day (concebida como una carta a futuros e hipotéticos hijos) son aciertos donde Jay-Z y Kanye West despliegan todo su potencial y nos recuerdan por qué están donde están. Mención aparte para el himno Murder to Excellence, una reflexión sobre la violencia de negro-a-negro con unos coros femeninos que recuerdan el efecto hipnótico del sample de Las Grecas usado en Kowboyz and Indians de Gonjasufi.
Tal vez se requiera de nosotros como oyentes un esfuerzo adicional en este plano: el de rehuir la imagen de personalidades mainstream y hacer caso omiso del culto a la personalidad subyacente a lo largo del disco, a fin de acceder al pleno goce del mismo. Un pequeño esfuerzo que será recompensado con creces.
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DEGUSTACIÓN
MURDER TO EXCELLENCE
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