Digitalism
I Love You, Dude
2011 – Kitsune / Co-operative
[4.7]
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Hay cosas que no se hacen. Cosas que si las hacÃas en el 88 o en el 89 eran osadas, si lo hacÃas en el 97 eran solamente pegadizas y que en el 2011, definitivamente, ya no deberÃan hacerse más. Lo que pasó fue que los Digitalism o no se enteraron o creyeron con la mejores intenciones que ellos podÃan revitalizar un género y una forma de grabar que se oxidó demasiado rápido y con demasiada facilidad.
Y la idea no es denostar el house, el dance y a todas las discos del mundo que en sus pistas siguen pasando esta clase de ritmos, que necesitan la avalancha constante de novedades para seguir funcionando, para que el business fluya y se retroalimente. Hasta podrÃa haber un intersticio de peligro ahà si tan solo los artistas que le dan de comer a esa maquina no tuvieran tanta desidia y pereza.
I Love You, Dude es un disco cansino, parejo en su economÃa sentimental, que no emociona porque es todo igual, cuadrado pero con los ángulos redondeados para que no lastimen. La mayorÃa de las veces las canciones del disco hacen acordar a la tosquedad y rusticidad de esos robots de pelÃculas que se sacuden sin control y rompen todo pero sin querer, porque por detrás nos muestran un costado querible, casi humano, con un encanto inherente a su torpeza que nos fascina. Lamentablemente, las canciones de I Love You, Dude ni siquiera tienen esto último. Ni siquiera el encanto de la rusticidad le dejaron al disco.
Salvados por la campana o por la amistad, los Digitalism meten un hit improbable para un disco asÃ: la ingenua y pretendidamente ingeniosa Forrest Gump en la que un Julian Casablancas distorsionado se despacha con un muy buen estribillo sobre una base, digamos…no tan buena. Entonces, lo que más decepciona, el lugar donde este dúo de alemanes mostró más la hilacha, es en esa fallida insinuación pop de algunos tracks. Fallida, decimos, porque la intransigencia electrónica borra demasiado rápido esos momentos en que la estela pop empieza a brillar en nuestro oÃdos, resaltando aún más el imperdonable gesto de silenciar a propósito esas tendencias, a favor de unos beats y unos efectos escuchados hasta el hartazgo. Y eso sà que no se hace.
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DEGUSTACIÓN
FORREST GUMP (FT. JULIAN CASABLANCAS)
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