«Quisiera decirte tantas cosas… Viajamos a destiempo del resto»
Detrás de estas palabras, que forman parte de una de las canciones del segundo EP del trÃo porteño CÃrculo Polar Anárquico, hay un involuntario comentario sobre la posición de la banda en el rock argentino. A pesar de ser un grupo con escasa producción (el recomendadÃsimo EP del año 2005, Canciones de Plástico y The Casiotone Sessions), CPA demuestra que tiene varias ideas para contarnos y que con el espÃritu lúdico y audaz (la idea de cálculo no se deja ver en ningún momento) con el que las llevan adelante se puede nadar contra una corriente que, salvo honrosas excepciones, se mueve entre poses, desidia e intrascendencia. Es asà como con Horda de CanÃbales han editado lo mejor que ha dado el rock argentino en lo que va del año. Asà de simple, asà de excitante.
Uno de los problemas que nos ha llevado a la chatura reinante de la escena, donde abunda la forma y escasea el contenido, es el deseo de varias bandas de ser «los xx (poner el nombre de la banda de preferencia) de Argentina«. Si bien en CPA se pueden rastrear puntos de partida (en general rock norteamericano: Sonic Youth, Dinosaur Jr, Neil Young), lo que llama la atención no es de donde vienen sino adonde están. Como en una especie de Potlach sonoro, lo que sorprende es la abundancia y anarquÃa de sonidos, el regodeo con el sonido en sà mismo. CPA regala en abundancia baterÃas que con autoridad se entrelazan con bajos de estados de ánimo cambiantes, guitarras que transitan todas las tonalidades de la electricidad y voces que pasan de una intensa teatralidad en su justa medida a una resignación a punto de quebrarse con total armonÃa.
A diferencia de tantos otros que confunden amontonar palabras, no muchas a veces, con escribir letras, CPA rescata el viejo y, pareciera ya perdido, arte de la poesÃa y se arriesga con éxito en letras que rebosan de imágenes sugerentes (fotos sin imágenes), referencias a otros autores (Cormac McCarthy) y personajes (gacelas de plata, jinetes apocalÃpticos, rockeros devenidos en estrellas melancólicas) y dan cuenta de emociones con las que cualquiera puede identificarse y a las cuales, a la vez, se puede recurrir en momentos de debilidad (otro arte perdido). El resultado es estimulante.
Horda de CanÃbales es, afortunadamente, un disco que está a destiempo del resto, está un par de pasos adelantado en emotividad, creatividad y frescura para recordarnos que aún escuchar rock puede ser una sorpresa placentera.
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DEGUSTACIÓN
ALICE CUPER
Podés descargar Horda de CanÃbales y el resto de la discografÃa de CPA haciendo click aquÃ
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