El escritor inglés Aldous Huxley decÃa que las drogas son un paraÃso breve y precario que construye el hombre para poder soportar un mundo hostil. Siguiendo esta premisa podemos decir que el segundo disco de Friendly Fires, Pala (casualmente el nombre de la isla donde se desarrolla la novela de Huxley llamada justamente La Isla), funciona de la misma manera: se transforma, como las drogas, en un paraÃso breve y precario que durante 44 minutos nos lleva a un estado de euforia y optimismo despreocupado que nos hace olvidar de las hostilidades varias que nos rodean.
Seguramente este disco que construye un mundo coherente a su alrededor (señal de que estamos ante un buen disco), donde nos imaginamos un avión lleno de ingleses que parte directo a Ibiza con cargamentos de éxtasis, ansiosos de sol, piñas coladas, Club Tropicana y noches de baile con luces multicolores, tenga para los ingleses un significado extra: les remitirá a ese paraÃso tan lejano y ansiado, el de las tierras del sol de verano. Desde acá, donde casi en invierno aún tenemos dÃas de más de 20°, quizás nos perdamos ese efecto pero, de todos modos, Pala sigue siendo una droga efectiva.
Quizás lo mejor que pudo haber hecho el trÃo para evitar un seguro futuro de intrascendencia indie sea abandonar el ya agotadÃsimo y unidimensional formato de dance-punk «“siempre con el tÃpico beat four on the floor, los latigazos de guitarras y los sintetizadores a lo New Order, que salvo honrosas excepciones queda sólo en buenas intenciones y rÃgidos resultados- para adentrarse en el mundo del pop, el electro pop modelo siglo XXI, definitivamente más interesante que casi todas las bandas de guitarras.
El colorido arte de tapa nos anuncia el cambio: esta vez estamos ante un sonido tan exuberante y multicolor como los efectos que puede producir una droga. Las canciones son puro exceso: el sonido es texturado y tiene profundidad, los loops abundan, las bases son polirÃtmicas, hay guitarras de math rock, afrobeat, synth pop 80’s a lo Duran Duran y aromas a new rave y chillwave. Quizás si se agregara algo más el andamiaje de las canciones se desplomarÃa estrepitosamente pero, asà como están, se mantienen en un excitante punto lÃmite.
¿Y cuándo se termina el efecto de Pala? Bueno, ese es otro tema. Klaxons ya no funciona como antes y Foals no llegó a pegar del todo, asà que disfrutémoslo mientras dure ¿para qué pensar en el bajón y en el mundo hostil?
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DEGUSTACIÓN
LIVE THOSE DAYS TONIGHT
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