Beastie Boys – Hot Sauce Committee Part Two

mayo 7, 2011

Beastie Boys - Hot Sauce Committee Part Two

Beastie Boys

Hot Sauce Committee Part Two

2011 – Capitol

[8.0]

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En el número dos está la clave. Un número que se ofrece como resarcimiento, defensa y hasta quizá con un leve resabio a revancha. Hot Sauce Committee Part 2 era la tarea pendiente de los Beastie Boys, la que dejó en suspenso a la primera parte pero que milagrosamente se sobrepuso a factores negativos como el cáncer (Adam Yauch estuvo enfermo y tras su recuperación, emprendieron nuevamente el proyecto), la vigencia y hasta la longevidad del grupo.

Sí, en un momento se permitió dudar de la efectividad del trío neoyorkino. The Mix-Up (2007) había dejado un sabor amargo en boca con sus instrumentales fomes y To the 5 Boroughs (2004), en su intento de back to basics, precisamente, se quedaba en lo basic. Y volvemos nuevamente al número dos, porque allí parece radicar la clave. Hot Sauce Committee 2 viene a ser una suerte de sucesor de sus discos más eclécticos y, por qué no, los más logrados a lo largo de su vasta y rica trayectoria. Veamos. Make Some Noise (¿cómo no caer en la tentación con semejante título?) acarrea el ADN de Remote Control (Hello Nasty, 1998). ¿Qué nos dicen de Say it? Un blueprint con patente So Wha’cha Want circa 1992. Nonstop Disco Powerback, con su funk endémico y cencerros inflamados, se le arrima a Root Down (Ill Communication, 1994). Incluso la ñoña Funkey Donkey nos remonta a los rústicos beats de Licensed to Ill que datan de hace ¡veinticinco años!

Ese cuarto de siglo advirtió cómo tres blancuchos judíos de New York se cargaban la incipiente escena del rap fusionando rock y rimas, para que luego a comienzos de los 90 ellos mismos decidieran cargarse los instrumentos y demostrar que, además de ser un trío ingenioso, podían tocar hasta perder el culo hip hop, funk, hardcore, dub, y hasta bossa nova.

Hot Sauce Comittee Part 2 es un franco documento de júbilo que borra y echa por tierra toda suspicacia y mínima objeción. En definitiva, el dígito de la suerte seguirá siendo por un largo rato el número 3.

DEGUSTACIÓN

DON’T PLAY NO GAME THAT I CAN’T WIN (FT. SANTIGOLD)