Bright Eyes
The People’s Key
2011 – Saddle Creek
[7.8]
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Más allá de la decena de proyectos musicales que Conor Oberst acumuló en sus 31 años de vida, Bright Eyes ha sido siempre aquel que lo ligó de modo más transparente a las calles de su Omaha natal. De aquel trÃo acústico made in Nebraska «“ cuya formación se completa con Mike Mogis y Nate Walcott «“ salieron las composiciones que más tarde lo convertirÃan en uno de los prÃncipes mimados del americana, en estandarte siempre flameante de la cruzada del folk más terrenal, más ligado a las raÃces musicales estadounidenses.
Cansado de las imágenes de una génesis marca polaroid y los sonidos germinales de la tierra que lo vio nacer, Oberst lanzó The People’s Key bajo la amenaza de que este serÃa el último álbum de la banda. «Parece que todo debe terminar en algún punto. Quiero limpiar, cerrar la puerta, decir adiós», se lo escuchó decir.
Contra toda expectativa, esta supuesta despedida, lejos de representar una nostálgica mirada a lo que fue, llevó a Bright Eyes hacia nuevos senderos. Tal vez el doble lanzamiento en 2005 de discos tan disÃmiles como I’m Wide Awake It’s Morning y Digital Ash in a Digital Urn, fue el preámbulo de lo que vendrÃa más tarde: el concubinato entre esa dulce tradición acústica y un rock sintético-electrónico más contemporáneo. The People’s Key da aún un paso más, sumergiéndose en la experiencia de la religiosidad sci-fi: los ecos cósmicos de Aproximate Sunlight, la melancolÃa espectral de Ladder Song y esa intro futurista de Firewall que tan bien le habrÃa sentado a un genial Dennis Hopper en la labor de recitar, como ya lo habÃa hecho con Fire Coming out of the Monkey’s Head de Gorillaz.
Y si seguimos en la lÃnea de la ciencia ficción y los primates, la historia de Bright Eyes nos lleva hacia su propio bautismo, cuando un Conor adolescente se vio interpelado por el afectuoso apodo que recibe Charlton Heston aprisionado en El Planeta de Los Simios. «Ojos brillantes» es lo que habÃa estado buscando. Tal vez lo sci-fi no estaba tan lejos del inicio.
Aquella amenaza que se oÃa en los albores del lanzamiento del disco parece haber entrado en un proceso de difuminación. Ya no se lo escucha a Oberst hablar de clausuras y cierres. Es que, al parecer, Bright Eyes -con sus mutaciones y resistencias- es un proyecto al cual, como casi todo lo que verdaderamente marca en esta vida, vale la pena mantenerse aferrado.
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DEGUSTACIÓN
SHELL GAME
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