R.E.M. – Collapse Into Now

marzo 17, 2011

R.E.M.

Collapse Into Now

2011 – Warner

[8.1]

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En el libro Our Band Could be Your Life de Michael Azerrad, sobre la escena underground norteamericana previa a Nervemind de Nirvana, Clint Conley, bajista de los recomendadísimos Mission Of Burma, recuerda que luego de tocar una noche en Atlanta en el año 82 se cruzaron con la van de otra banda que también daba sus primeros pasos, R.E.M., y vio como el bajista Mike Mills los miraba por la ventana: «El se asomó y nos miro desde otro mundo, un mundo de teatros llenos, ascenso inminente… y buenas vans«.

Esta anécdota muestra cómo ya desde sus inicios en esta mítica escena, R.E.M. era percibido como una banda con potencial para dar el salto al gran público. Porque a pesar de lo que muchos aún hoy creen, la banda no comenzó con Losing my Religión hace veinte años sino una década antes.

Desde Georgia,  el cuarteto comenzó a forjar una trayectoria casi perfecta en la escena under a la que, sin dudas, ayudaron a definir con giras interminables, una seguidilla de cinco discos perfectos en el sello IRS, letras poéticas y comprometidas, himnos subterráneos, artes de tapa para colgar en cualquier museo y salto a una multinacional con otro discazo, Green (88). Luego, ya con un hit global a cuestas, siguieron mejorando pero sin caer nunca en la tentación de los estadios (confrontar con U2): Automatic for the People (92) no sólo es su obra cumbre sino uno de los mejores discos de la historia; Monster (94), su disco «tonto y divertido» de rock (tal como lo definieron ellos mismos) demostró que sin mandolinas pero con amplificadores a punto de derretirse seguían siendo especiales y, finalmente, con el encantador aunque desparejo New Adventures en Hi-Fi (96), sintetizaron sus primeros quince años de vida.

Pero todo cambió con la partida del baterista Bill Berry. El experimental Up (98), el beachboy-esco Reveal (01) y el errático Around the Sun (04) tenían sus grandes canciones pero se sentían como una banda tratando de reacomodarse. Finalmente con  Accelerate (08), un necesario aunque un tanto unidimensional rescate de sus orígenes post-punk á la Byrds, la banda logró sacudir el polvo que se juntó con la crisis de mediana edad. En síntesis, una trayectoria soñada por cualquier banda: han logrado lo que todo artista busca, es decir, generar un estilo reconocible inmediatamente y a su vez funcionar con igual efectividad entre el público ocasional y los melómanos más demandantes. El tema ahora es qué hacer después de tanto.

R.E.M. decidió mirar por el espejo retrovisor y tomar lo mejor de los trucos del pasado. Es así como van visitando discos claves: Discoverer, con sus acordes crujientes y batería marcada recuerda a Document (87). Uberlin, uno de los puntos más altos del disco con un trabajo vocal de Michael Stipe maravilloso, remite a Automatic for the People. Oh my Heart, un sentido comentario en ritmo de vals sobre la fuerza de supervivencia, retoma lo expresado en Houston del anterior disco. La nocturna y somnolienta balada Everyday is Yours to Win podría haber estado incluida en Up mientras que Aligator Aviator Autopilot Antimatter, con un poderoso y simple riff de guitarras y mucha energía, remite a Monster. Por último, el experimental y amelódico Blue nos lleva directamente a Country Feedback, de Out of Time (91).

¿Nada nuevo entonces? No. Podría decirse que es más, o mejor, de lo mismo, lo cual es una jugada riesgosa que esta vez funcionó porque, como desde hace tiempo no sucedía, la banda hilvanó un disco parejo con muy buenas canciones y de esta forma evitaron transformarse en una banda de covers de sí mismos. Seguramente un poco de experimentación (como se escucha en Blue) hubiera sido bienvenida pero, igualmente, Collapse Into Now es R.E.M. en estado puro tomando lo mejor de su pasado y transformándolo en parte del presente confortable que da la madurez; sin sorpresas pero sin señales de alarma.

DEGUSTACIÓN

OH MY HEART