«No encuentro a Pablo y a menos que se haya hecho miniatura deberÃa estar acá», me dijo un tipo descalzo en el baño de hombres. Honestamente no sabÃa ni quién era la persona que buscaba, ni para qué y mucho menos la razón de por qué estaba sin sus zapatillas en pleno lavatorio. Pero en ese momento me dà cuenta de que estaba en el sótano de Salón Real junto a 2 mil personas más, con música electrónica a un ritmo casi enfermizo, skaters volando por el aire y tipos haciendo malabares. Era la última Mash Room del año y buscar explicaciones resultaba verdaderamente absurdo.
La mejor manera de vivir una fiesta es entrar a un recinto oscuro en el que no sabés qué va a pasar y esa consigna la cumplà a rajatabla el viernes pasado. HabÃa varias excusas para distraerse, un skate park improvisado con mini ramps agradables para que los skaters jueguen por un rato a que están en la calle y con la hermosa particularidad de ser inclusivo: cualquiera con una tabla podÃa sumarse a tirar magia y deslumbrar a alguna señorita. Todo esto mientra Mad Selecta rimaba, La Costa Crew hacÃa lo suyo con algo ¿punk?¿ska?¿dub? de fondo y los muchachos del equipo M.R.U. detonando a cada segundo las bandejas.
Fueron sets cortos pero bien marcados. PMS1, Levvy, Franky 4 Fingers y Watertonic no pararon de agitar la noche desde el escenario que contaba con dos triángulos bastante básicos pero llamativos como puesta en escena, donde se reflejaban las visuales lisérgicas de Pixel Bunny y WNG.
Lo único que podÃa llegar a poner de mal humor a los presentes era la ineficiente venta de bebidas, ante el calor que agobiaba y las ganas de embriagarse un viernes a la madrugada eran insuficientes las únicas dos barras que habÃa en el lugar. La gente se abarrotaba, gritaba y solo obtenÃa tragos algo calientes que sólo conseguÃan irritarlos un poco más.
Al margen de eso fue una fiesta con todas las palabras. Mientras uno recorrÃa el lugar podÃa encontrarse con malabaristas, muestras de fotografÃa y hasta ver una sesión de arte callejero en vivo y en directo. Un lujo.
Y si con este relato no termina de entenderse lo que significó la última Mash Room Underground Gallery, acá van las imágenes retratadas con la cámara de Luz Ferrari, una de las fotógrafas oficiales de este grupo de locos que amenaza con revolucionar la noche de Buenos Aires.
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