Crystal Castles – Crystal Castles (II)

junio 2, 2010

Crystal Castles

Crystal Castles

2010 – Polydor


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Después del disco debut ya se podía suponer que para el segundo el dúo de Toronto podría elegir y profundizar alguna de las tres direcciones ya aplicadas: punk caótico y atarinesco, pop melódico y accesible con toques experimentales o electrónica en su faceta más digerible y clubber. Lamentablemente se inclinaron por la última.

Parte del encanto de Crystal Castles, aquel que delineaba su originalidad y los destacaba por sobre los demás, está ausente en esta segunda entrega. El chip del Atari 5200 de los teclados de Ethan Kath desapareció, la furia escatológica de Alice Glass apenas asoma (sólo es protagonista en Doe Deer, que tampoco es la gran cosa) pero, más aún, falta ese espíritu saltarín y juguetón, difícil de explicar con palabras, que impregnaba los mejores temas del debut.

Acá lo que tenemos es frialdad e insipidez. Temas como Suffocation y Celestica -el primer corte tan festejado-, con esa voz tan purificada, casi anónima, y esos sintetizadores a lo Beni Benassi, no transmiten absolutamente nada, salvo la sensación de estar en un boliche de moda (por no decir cheto) de hace por lo menos cinco años atrás. En el otro extremo, los temas experimentales del disco ya se van de mambo y así Violent Dreams y I am Made of Chalk resultan inescuchables.

De todas formas, hay varios momentos para destacar en los que sí parece haber alma y talento detrás. La tensión que construye Vietnam desde el principio y el ritmo sostenido y poderoso de Intimate hacen que no todos los temas electrónicos del disco sean una porquería. La deformidad vuelve en Year of Silence, con la voz sampleada de Jónsi en un tema de Sigur Rós, cantando en islandés lo mismo una y otra vez; y Birds, con unos riffs muy roqueros y un groove casi hiphopero es una sorpresa en el catálogo de Crystal Castles, pero más que bienvenida.

Siempre me pareció que estos chicos pueden dar mucho más, y que no lo hacen de rebeldes, de locos que son (repetir el gesto despreocupado de no ponerle nombre al disco es prueba de eso). El problema es que, paradójicamente, si mantienen esa actitud se van a terminar convirtiendo en un proyecto electrónico más del montón.

Degustación:

Vietnam

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