The Hold Steady – Heaven is Whenever

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En su quinto álbum, The Hold Steady pone de manifiesto su gusto por las reflexiones y el rock prolijo, en este caso más de envase que de contenido. Craig Finn es considerado un gran letrista, un narrador de viejo molde, y bajo la influencia de Bruce Springsteen, la banda viene enganchada a un carro con sonidos de décadas pasadas (The Replacement, Meat Loaf, Hüsker Dü).

En Heaven is Whenever, los pilares sonoros siguen siendo los mismos aunque en algunos pasajes transitan por caminos ajenos a su estilo, sonando más accesibles, limpios y radiales. De hecho, Hurricane J, que fue el adelanto del disco, ya reflejaba un sonido mucho más digerible. Otros ejemplos claros de esto son The Weekenders y Soft In The Center, que se destaca por sus riffs.

La nota a resaltar es que en este disco no participó el tecladista Franz Nicolay, que dejó la banda a principio del 2010. Su partida ha provocado una marcada  modificación en cuanto a sonido, principalmente con respecto a su álbum anterior, Stay Positive (2008). Finn declaró que sin las teclas hay una sensación de espacio, y es allí donde ocupan su lugar las guitarras de Tad Kubler. En Barely Breathing esta ausencia se nota y pesa pero en The Smidges, que aparenta ser poderosa pero luego se desvanece, los riffs de Kubler se lucen conformando lo mejor del álbum. Entre lo mejor también está We Can Get Together, un lento muy elegante que marca la diferencia.

Dentro del cúmulo de negatividad que Finn siempre plantea, aquí encontramos algo de esperanza; sus cuentos están tejidos de mujeres, alcohol y drogas. Su inteligencia lírica salva la vulgaridad del álbum, ya que en términos musicales Heaven Is Whenever puede ser un punto de inflexión que los libere de la sombra de Springsteen, lo cual no estaría mal: después de cinco álbumes ya están en edad de tener estilo propio.

Degustación:

We Can Get Together

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