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A dos años de su comentado debut, High Places está de vuelta con un trabajo que mantiene la esencia experimental de la banda pero suena un poco más ordenado y nÃtido que su antecesor.
Si hay algo que caracteriza a los grupos de Brooklyn es el excentricismo. Este dúo no es la excepción. Sus canciones son como atmósferas, llenas de sonidos extraños, máquinas de ritmos, sintetizadores, sampleos y loops. Mientras Rob Barber genera esa pelota sonora que se van entrelazando casi imperceptiblemente, Mary Pearson pone su delicada y por momentos tÃmida voz para terminar de generar un clima embriagador. A diferencia del trabajo anterior, aquà las voces están mucho más limpias y tienen más presencia. Otro detalle de esta nueva producción es la aparición frecuente de guitarras que, si bien nunca son el eje de las melodÃas, decoran muy bien las canciones y en algunas como The Longest Shadows o She´s a Wild Horse se vuelven fundamentales.
Aunque los temas de High Places vs. Mankind suenan un poco oscuros, son bien hipnóticos y rozan por momentos el dream pop, aunque de pop no tengan nada. El acierto final está en los 40 minutos que dura el trabajo, el tiempo exacto para ensoñar y no dormir a quien lo escuche.
Degustación:
On Giving Up
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