Resulta difÃcil creer que la indie folk Joanna Newsom ya tiene 28 años: por su voz parece una de esas eternas niñas prodigio. Su tercer disco «“un ambicioso álbum triple»“ marca un nuevo techo creativo para la artista, que hace rato ha dejado de ser apenas una promesa.
Grabado en Estados Unidos y masterizado en Tokio, Have One On Me es un trabajo expansivo e impredecible, que dispara en todas las direcciones y cambia de canción a canción. Por momentos se acerca a ciertas obras de Joni Mitchell o de Kate Bush, pero al fin y al cabo termina siendo tan personal como un Ãntimo show en vivo, algo que se vuelve patente en baladas y piezas minimalistas como Baby Birch o Jackrabbits. En el otro extremo, Easy, ’81 y Good Intentions Paving Company (y su notable progresión blusera, el punto más alto de la obra) tienen ganchos y arreglos lo suficientemente buenos como para llegar a chartear en alguna colección indie.
Promediando el tercer disco, las texturas vocales comienzan a cansar un poco y uno se pregunta «“a menudo como sucede con los álbumes dobles o triples»“ si no hubiese sido mejor una selección más fina de los 122 minutos, para dejar lo que hubiese sido un excelente disco de una hora y monedas. Sin embargo, y más allá de los excesos, con Have One On Me la joven Newsom se adjudica un nuevo e inapelable triunfo, consolidándose como una de las voces más singulares de la escena indie norteamericana.
Degustación:
Good Intentions Paving Company
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