A esta altura el trip hop como movimiento está más muerto que el punk. Y Robert «3D» Del Naja y Grant «Daddy G» Marshall lo saben perfectamente. Heligoland rompe un silencio discográfico de siete años y se lanza hacia nuevos sonidos, sin rastros del house delicado de la primera época ni del género que supieron forjar a mediados de los 90’s.
Si bien algunas marcas registradas de la casa siguen presentes, como esa tensión latente que se cuela entre las notas generando climas opresivos y siniestros (si se habrá usado Angel para musicalizar pelÃculas de suspenso cool…), es evidente que Massive Attack pegó un giro en este trabajo. La producción de 3D brilla como nunca, con una minuciosidad y versatilidad admirables. AsÃ, en Heligoland logra fundir los elementos digitales con los orgánicos haciendo que ambos se resalten recÃprocamente, creando un sonido fresco e incluso ambiguo en su naturaleza.
En Psyche, cantada por Martina Topley-Bird (ex Tricky), tenemos múltiples loops de guitarra acústica que se mezclan, entran y salen de una base electrónica minimalista; y en Saturday Come Slow, con el invitado estrella Damon Albarn, una textura generada por guitarras, baterÃa y piano sobre un colchón de cuerdas sampleadas que transmite sentimientos de tristeza y esperanza al mismo tiempo.
Pero quizá el mejor ejemplo, y el más magistral, sea Paradise Circus, esta vez con Hope Sandoval en la voz, y esos samples de palmas y esa caja de ritmos que resuenan en la cabeza como si alguien estuviera al lado nuestro aplaudiendo y golpeando un tacho. Y asà podrÃa seguir con otros temas. No quedan dudas: para Massive Attack hay vida después del trip hop.
Degustación:
Paradise Circus
ytaudio(jEgX64n3T7g)