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«Vos hacés una de las mÃas y yo hago una de las tuyas». De este intercambio nace Scratch My Back, el nuevo trabajo conceptual de Peter Gabriel, donde reúne un listado de canciones intercalando generaciones y dándole un giro a su versión original, en un disco donde una de las reglas es ni guitarras ni percusión.
Puede ser confuso un álbum entero de covers, más si se limita a utilizar ciertos instrumentos. También en el proceso se puede caer en un enredo donde finalmente el intento valió más que el resultado. En este caso, Gabriel desarma las canciones y las aleja de sus originales, demostrando su experiencia y capacidad. Asà nos desafÃa con algunos clásicos que en ciertos momentos se tornan imposibles de identificar.
Para esto cuenta con la participación de Jason Rebello, en el piano, quien se hace cargo de los primeros bocetos para luego dar paso a John Metcalfe en los arreglos de cuerdas (Blur, Morrissey, Durutti Column), quien se destaca entre momentos ambivalentes de melancolÃa, oscuridad y certidumbre.
Y no solo sorprende la forma que adoptan si no también la elección de los temas, en los cuales se mezcla un pasado poco distante y una establecida modernidad. Se encuentran canciones como Mirrorball (Elbow), Flume (Bon Iver) y The Book of Love (The Magnetic Fields), y aunque no sean las más arriesgadas, logra llevarlas hacia otra dirección.
El verdadero riesgo llega con clásicos como Heroes (Bowie) con el cual abre el disco y produce un quiebre, desconcertándonos. Y sigue, mostrando otro lado de The Boy in the Bubble (Paul Simon), dejando al descubierto ese pesimismo e ironÃa que se refleja en la letra y su voz. Y se guarda lo mas intrigante para el final, con una versión completamente irreconocible de Street Spirit (Radiohead), donde profundiza excesivamente en los espacios y la melancolÃa, y cuesta adaptarse.
Ahora solo queda esperar la llegada de la segunda parte, I’ll Scratch Yours, donde los homenajeados devolverán el favor.
Degustación:
Mirrorball
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