En su tercer disco, producido esta vez por el prestigiosÃsimo Flood (NIN, Depeche Mode), la banda de Birmingham se sacude de encima las obligadas comparaciones con Joy Division e Interpol para volverse, aunque sea difÃcil de creer, más oscura (y deudora) todavÃa.
El problema con Editors es que no se les cae un sonido propio ni por casualidad. Pero eso a esta altura le pasa a muchÃsimas bandas, por lo tanto no es motivo suficiente para ser crucificada. Además convengamos que los tipos no se andan con chiquitas a la hora de elegir influencias.
Esta vuelta las guitarras abrasivas han sido reemplazadas casi del todo por sintetizadores duros y asfixiantes (por momentos majestuosos) en la lÃnea de Philip Glass, Kraftwerk y bandas góticas de las más accesibles tipo Sisters of Mercy. Ciertos temas también remiten al synth pop más oscuro de los ochenta: Ultravox y Depeche Mode circa Black Celebration (You Don’t Know Love, Eat Raw Meat = Blood Drool). Sobre el colchón de arreglos krautrock de Bricks and Mortar hasta tienen la caradurez de meter un sintetizador que le afana descaradamente ¡al tema final de Terminator 2! (la de la memorable escena del pulgar de Arnie derritiéndose en el ácido). Y lo más loco es que toda esa mezcolanza termina sonando muy, muy bien.
Las letras también son bastante góticas, es decir, son horribles. La lÃrica del género por lo general siempre padeció de una extrema solemnidad, autocompasión y cursilerÃa, por no mencionar el abuso de lugares comunes. Asà que, a la hora de escuchar (y disfrutar) este disco, no saber inglés es definitivamente una ventaja. Pero no esperar grandes innovaciones lo es aún más.